Raimundo Fitero
DE REOJO

Trueno

Ha muerto Víctor Mora, el autor de uno de los cómics más difíciles de ubicar históricamente: “El Capitán Trueno”. Con Goliat, Crispín y la princesa Sigrid, formaban parte del imaginario sentimental de unos niños que compartían esas viñetas con “El Jabato” y todos los Tebeos genuinos de los años cincuenta y sesenta del siglo anterior, en medio de un ambiente moral de corte fascistoide. No me pregunten qué me quedó del  héroe a caballo, ni siquiera he sido capaz de compararlo con Guillermo Alcázar y Pedrín o los primeros cómics americanos que nos colocaban a una distancia sideral de las Hazañas Bélicas que hablaba de personajes de la segunda guerra mundial. 

Ha fallecido con ochenta y cinco magníficos y vividos a tope años y recordar hoy a Víctor Mora junto a su compañera de toda la vida, Harmonía Rodríguez, me coloca ante el esbozo del compromiso histórico, ante la doble vida, ante la política practicada desde el arte, la literatura, el cómic o el teatro. Una actitud que hoy parece recuperarse pero en forma contraria, la del compromiso contractual, economicista, de trinchera y militancia en el partido en el poder de manera ciega, sin lugar para el pensamiento, simplemente una correa de transmisión. Hace años el gasteiztarra Bajo Ulloa tenía listo un guion sobre el personaje pero se acabó haciendo una película con el patrocinio de TVE dirigida por Antonio Hernández que se supone repondrán estos días. No tuvo mucho recorrido. Por lo general en la industria audiovisual no se ha sabido aprovechar de manera eficaz a los personajes que se hicieron muy populares en el papel y las viñetas. Es difícil encontrar argumentos para justificar esta indeseada distancia sin caer en sospechas de incomprensión política que nos llevarían a conclusiones probablemente equivocadas.