Las cuentas del primer año del cambio en Iruñea fueron presentadas ayer en comisión. La capital navarra ha conseguido reducir su deuda viva en 8 millones. Tras el reajuste que hubo que acometer por el desfase de las previsiones –ya que la ciudad llevaba cuatro años sin conseguir acordar unos Presupestos– el Ayuntamiento gasto el equivalente a 987 euros por cada ciudadano, siete euros más por habitante que el año anterior. Asimismo, se tomó la decisión de no solicitar nuevos préstamos. Prácticamente la mitad del gasto fue a parar «a temas relacionados con el bienestar comunitario», según informa el consistorio.

Uno de los principales gastos que tuvo que realizar el Ayuntamiento fue ponerse al corriente de la paga extra que se retiró a los funcionarios. Esto provocó que el gasto de personal subiera casi un 3,6% con respecto al año anterior.

La vivienda ha sido una de las grandes prioridades. Solo a ayudas a la rehabilitación se concedieron 2,4 millones. Asimismo, el pionero programa para reacondicionar para el alquiler social viviendas de propiedad municipal supuso un desembolso de 251.624 euros.

El bloque total de inversiones ascendió a 19 millones de euros.