Alberto PRADILLA

«Pacto a la canadiense» sin respuesta al veto de Madrid

Elkarrekin Podemos tira de En Comú Podem para relanzar su propuesta de un «pacto de claridad» que, emulando al proceso quebequés, regule una consulta en Euskal Herria y Catalunya. Todavía no ha concretado qué hacer si Madrid decide no ser Ottawa.

El desembarco de Xavi Domènech, portavoz de En Comú Podem, que precede a la llegada del domingo de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, sirvió a Elkarrekin Podemos para escenificar su propia «vía catalana» y defender un «Pacto de Claridad» como solución para la reclamación de mayor soberanía en Catalunya y Euskal Herria. Lo hizo por la mañana, con un encuentro entre su cabeza visible en el Principat y Pili Zabala, candidata a lehendakari, en Donostia, y por la tarde, cuando a Domènech se le sumó Iñigo Errejón, portavoz en el Congreso español, en Bilbo. Una solución «a la canadiense», es decir, un acuerdo con el Estado que permita delimitar una pregunta y un proceso por vías legales, es el modo con el que Elkarrekin Podemos quiere abordar el debate sobre soberanía. Un asunto en el que, paradójicamente, se mueve de la mano con el PNV. Ambos rechazan la vía unilateral por no verle salida y ambos eluden una respuesta fundamental: qué hacer en caso de que Madrid no quiera ser Ottawa y se niegue a aceptar la celebración de una consulta.

Es lógico que Elkarrekin Podemos quiera proyectar una imagen ligada a la de En Comú Podem. No en vano, las dos formaciones se impusieron en sus respectivas naciones en las elecciones españolas de junio. Además, con esta maniobra, se evita también la sensación de «desembarco» desde Madrid que, por ejemplo, ofreció Catalunya Sí Que Es Pot, la marca catalana que compitió el 27S de 2015 y que, en plenos comicios plebiscitarios, quedó por debajo incluso de lo que había obtenido previamente Iniciativa Per Catalunya. El problema para Elkarrekin Podemos es que proyecta con su discurso las carencias de un recorrido que no se ha realizado en Euskal Herria, pero que ya lleva sus tramos avanzados en Catalunya y que se ha encontrado con el veto de Madrid. En el Principat, la vía unilateral no tiene su apoyo.

«Una democracia madura»

Según remarcó Zabala en el acto matutino de Donostia, su modelo es el de «Canadá, una democracia madura, referente en todo el mundo. Ese es nuestro camino a seguir, el futuro que necesita nuestro pueblo». Se aferraba a una normativa aprobada en 2000 en Ottawa por la cual se intentan fijar las reglas que debería seguir la secesión de Quebec. Esta ley llegó después de que el Tribunal Supremo de aquel país instase al Gobierno central a fijar unas bases para la negociación con Quebec (el único territorio francófono de la anglófona Canadá) en un proceso de independencia. Llegó después de sendos referéndums en los que los partidarios de establecer un Estado propio fueron derrotados, aunque en el último, que tuvo lugar en 1995, fue por poco más del 1% (50,58% de «noes» frente a 49,42% de «síes»). Las administraciones están hoy enfrentadas ya que no hay consensuado ni formato ni pregunta.

Obviamente, tanto Zabala como Domènech manejaron un discurso de reivindicación de la soberanía que unieron a los derechos sociales. Sin embargo, ninguno dio la respuesta a un interrogante lógico: ¿qué debería de hacer Euskal Herria o Catalunya en el caso de que, como ya hace, el Estado se niegue incluso a preguntar? No pudieron responder por la mañana ya que el acto era sin preguntas, aunque es posible que, a lo largo de la campaña, la candidata a lehendakari tenga que enfrentarse a ella. Hasta ahora, desde Podemos se ha apelado a la «fraternidad» de otras naciones del Estado pero lo cierto es que, como bien apuntó Gabriel Rufián, diputado de ERC, durante la última sesión de investidura, son Catalunya y Euskal Herria las que han dado un voto de confianza a la formación morada mientras que el resto del Estado se mantiene atrincherado. Dicho de otro modo, ante la petición de cambio y democracia en Madrid no quieren ser Ottawa. Cierto es que como señalan ambas naciones es el primer partido de ámbito estatal que lo reconoce.

 

errejón homenajea las luchas vascas e indica que el cambio solo llega desde la pluralidad

Llegaba Iñigo Errejón al Palacio Euskalduna de Bilbo en mal momento. Lloviendo a mares y con partido del Athletic en juego, no era fácil calentar el ambiente. Pero el portavoz en el Congreso español de Unidos Podemos lanzó un discurso de reconocimiento de las luchas sociales en Euskal Herria y de apuesta por un cambio que solo puede desarrollarse desde la pluralidad. Reivindicó espacios como los gaztetxes, admitió la potencialidad de la mayoría sindical vasca y enumeró movimientos como el feminista o el ecologista, que en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa han sido referentes. Claro, su intervención también tenía una vuelta. Un recado hacia el independentismo, a quien insistió en que «los vascos que se preocupan por los derechos sociales no están solos». Es decir, intentar demostrar que existe alternativa al sur del Ebro y cerrar el paso a la vía soberanista.

Antes que él, Xavi Domènech había establecido los paralelismos entre Euskal Herria y Catalunya, con historias distintas pero «más fuertes» si están unidas. No pudo evitar poner en el mismo plano a Convergència y PNV. «No defienden ninguna soberanía», clamó, recordando que ambas formaciones han votado en Madrid en contra de la celebración de una consulta sobre el TTIP. Últimamente es probable que sea una de las pocas cosas en las que ambas formaciones están de acuerdo.A.P.