Brasil se prepara para unas elecciones municipales que se convertirán mañana en un test que defina el nuevo mapa político tras la destitución de Dilma Rousseff, en un clima enrarecido por los escándalos de corrupción, y que servirán para pulsar el apoyo al Partido de los Trabajadores.

El «brazo político» de la poderosa congregación evangélica Iglesia Universal, el Partido Republicano Brasileño (PRB), se sitúa como favorito en las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, las mayores metrópolis del país, poniendo de nuevo en escena el peso de los evangélicos en Brasil. Los analistas aseguran que en buena parte de las grandes capitales, como Sao Paulo y Río de Janeiro, será necesario acudir a la segunda vuelta, el día 30.

Una serie de muertes violentas de candidatos ha marcado la campaña y ha provocado el temor de que las tensiones políticas se adentren en terreno peligroso. Los crímenes se centran sobre todo en el estado de Río de Janeiro, con 15 ejecuciones en los últimos nueve meses, aparentemente ligados a la presencia de milicias y al crimen organiza- do, aunque los ocurridos en otras regiones en los últimos días podrían tener motivaciones políticas, admitió el presidente del TSE, Gilmar Mendes.