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PEKÍN

Manila accede a negociar con Pekín sus pretensiones en el mar de China Oriental

Pekín y Manila se comprometieron ayer a promover el diálogo bilateral para resolver sus disputas sobre la soberanía del mar de China Oriental. El compromiso llegó en el último día de la visita al gigante asiático del presidente filipino, Rodrigo Duterte, quien anunció un distanciamiento de EEUU en favor de un acercamiento a China.

Filipinas y China reafirmaron ayer, en una declaración conjunta, que «es importante mantener y promover la paz y la estabilidad así como la libertad de navegación y de sobrevuelo del mar de China Oriental, y necesario solucionar sus desacuerdos territoriales y jurídicos por vías pacíficas, sin recurrir a la amenaza o a la fuerza, por consultas amistosas y la negociación». La declaración sugiere el establecimiento de un «mecanismo de consulta bilateral» que se reuniría regularmente para discutir sus disputas marítimas. Los dos países también aumentarán la cooperación entre sus guardacostas.

Pero no cita el fallo de la Corte Permanente de Arbitraje (CPA), que en julio dio la razón a Filipinas en su litigio con China sobre las islas Spratly en el mar de China Oriental, unas aguas ricas en hidrocarburos y recursos naturales y una de las principales rutas del comercio internacional.

Duterte, que llegó al poder poco antes de que se dictara sentencia, no mostró ninguna intención de cumplir el fallo. Se había comprometido a no plantear la cuestión a sus anfitriones durante su estancia en Pekín, a donde acudió buscando el respeto de China e inversiones millonarias.

Recibido solemnemente el jueves por el presidente chino, Xi Jinping, Duterte aprovechó un foro económico para anunciar un distanciamiento respecto a EEUU, antigua potencia colonial y principal aliado de Manila durante 70 años, en favor de China.

Pekín ha ofrecido 9.000 millones de dólares de préstamos en condiciones favorables a su vecino más pequeño para proyectos de desarrollo y expresó su disposición a apoyar la controvertida guerra contra las drogas de Duterte, que ha provocado más de 3.700 muertes, muchas extrajudiciales, y ha recibido fuertes críticas de EEUU, la UE y la ONU.

Pekín «apoya al nuevo Gobierno filipino en su lucha por la prohibición de las drogas, contra el terrorismo y la criminalidad y está dispuesto a cooperar en esto» con Manila.

Duterte busca la reconciliación con China después de que su antecesor, Benigno Aquino, enojara a Pekín al autorizar el despliegue de tropas estadounidenses en el archipiélago, poner en marcha patrullas marítimas conjuntas, recurrir a la CPA, plantear constantemente en las cumbres regionales el tema de la soberanía en el mar de China Oriental y negarse a negociar directamente con Pekín.

Xi resaltó ante Duterte la importancia de recurrir al diálogo y las consultas bilaterales para solventar las disputas marítimas y dijo que dejaría de lado las cuestiones más difíciles.

Ministros y el propio presidente filipino matizan el giro copernicano respecto a EEUU

Horas después de que Rodrigo Duterte anunciara que busca un distanciamiento económico y militar de EEUU y un acercamiento a China y Rusia, sus ministros de Finanzas, Plafinicación Económica y Comercio matizaban sus palabras, y su portavoz, Ernesto Abella, puntualizaba que el presidente no tiene intención de cortar las relaciones con Washington, sino que solo reiteraba el objetivo de Manila de mantener una política exterior independiente y afirmaba que «somos una nación independiente y soberana para encontrar un terreno común con nuestros vecinos amigos». El titular de Comercio, Ramón López, explicó que se trata de «romper la dependencia hacia esos países». El propio Rodrigo Duterte aclaró ayer que no busca una ruptura total de las relaciones con EEUU sino una «separación» solo en materia de política exterior.GARA