La Policía francesa evacuó ayer el campamento de migrantes instalado en el nordeste de París, donde casi 4.000 personas se alojaban en tiendas de campaña y cartones en los alrededores de las estaciones de metro de Stalingrad y Jaurès. Este campamento ya fue desmantelado el 26 de julio, con la evacuación de 2.500 personas, y el 16 de setiembre, con el traslado de casi 2.100 migrantes.

La operación comenzó hacia las 6.00 y terminó poco después de las 12.20. Procedentes en su mayoría de Sudán, Afganistán y Eritrea, fueron trasladados en 80 autobuses a 74 centros de acogida de la región. Un total de 600 policías y 250 voluntarios de las administraciones y organizaciones humanitarias participaron en la evacuación. Los servicios de limpieza retiraron de las aceras las tiendas de campaña, colchones y mantas con las que los migrantes intentaban protegerse dadas las bajas temperaturas nocturnas.

«Tenemos plazas para acoger a todos», afirmó la ministra de Vivienda, Emmanuelle Cosse, presente durante el operativo.

Pero las asociaciones de defensa de los migrantes expresaron su inquietud sobre las condiciones de vida en estos centros. Cientos de migrantes serán realojados en gimnasios o en hoteles de baja categoría.

«No tengo ni idea de adónde vamos. A París, más lejos... Me va bien. Lo más importante es tener papeles. Llevo un mes aquí en una tienda de campaña, está bien poder irse», declaró Jalid, de 28 años.

A seis meses de las elecciones presidenciales, la gestión de la llegada de refugiados al Estado francés se ha convertido en un tema central de la campaña.

Tras el desmantelamiento la semana pasada del campamento de migrantes de Calais, frente a las costas inglesas, el Gobierno quiere mostrar que controla la situación.

«No podemos tolerar los campamentos de migrantes en Francia», declaró el sábado el presidente François Hollande.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, pidió al Gobierno esta misma semana que despejara el campamento como una cuestión de urgencia.

París está negociando con Londres la acogida de los menores migrantes no acompañado que malvivían en el campamento de Calais y que tienen familiares en Gran Bretaña.

Europa vive su peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de 1,5 millones de migrantes y refugiados que han cruzado el Mediterráneo desde 2014, huyendo de la guerra y de la pobreza. En 2015, el Estado recibió 80.000 solicitudes de asilo.

En estado de shock tras ver morir a sus dos hijos a pocas millas de las costas de Libia

UNICEF informó ayer de que, según han relatado dos supervivientes que fueron rescatados y trasladados a Lampedusa junto a otras 27 personas, entre las 239 personas desaparecidas en dos naufragios ocurridos el miércoles en el Mediterráneo a pocas millas de las costas de Libia había niños y mujeres embarazadas.

Una joven liberiana de 31 años que sobrevivió al hundimiento relató que en la travesía perdió a su hijo de dos años, a su hija de 13 y a su hermano de 21. «La tragedia ha dejado a esta joven en un estado de profunda conmoción después de ver a sus hijos y a su joven hermano ahogarse frente a ella», explicó Helena Rodríguez, ginecóloga y mediadora cultural en UNICEF. La joven, que presenta neumonía aguda y está en estado de shock, pagó 2.400 dólares a los traficantes. Cuando vieron que «el barco no era seguro, se negaron a subir porque tenían miedo, pero los contrabandistas les dispararon y les obligaron a entrar. Es por eso que mucha gente se ahogó a solo 12 kilómetros de la costa de Libia», apuntó Rodríguez.

Afirmó también que muchos de los supervivientes que llegaron a Lampedusa mostraban condiciones físicas y psicológicas complicadas: «Algunos estaban en coma y otros habían sufrido quemaduras graves debido a la exposición al combustible del motor».

A través del testimonio de los supervivientes, se ha sabido que otras dos mujeres también perdieron en el naufragio a sus hijos.GARA