GARA
MOSUL

Las fuerzas iraquíes combaten «casa por casa» en su ofensiva por Mosul

Unidades del Ejército y de la Policía Federal combatían «casa por casa» para hacerse con el control de Mosul, en manos del ISIS. El general Abdel Amir Rashid Yarallah aseguró que se hicieron con Hamam al Alil, a 25 kilómetros. Miles de personas seguían huyendo.

Fuerzas especiales iraquíes combatían ayer «casa por casa» en Mosul, después de una primera incursión en la ciudad iraquí en la que se encontraron con una feroz resistencia del Estado Islámico. El Ejército y la Policía federal lanzaron un asalto contra localidades situadas en los alrededores de Mosul.

«Nuestras fuerzas libran ahora feroces combates en los barrios del este. La lucha es casa por casa», dijo a AFP el portavoz del Comando Antiterrorista Iraquí (CTS), Sabah al-Noman.

Efectivos del CTS entraron el viernes con vehículos blindados en el barrio de Al Karama, en el este de Mosul, donde tuvieron que hacer frente a un diluvio de bombas y disparos de los combatientes del ISIS.

«No esperábamos semejante resistencia, (los yihadistas) habían bloqueado todas las carreteras. Eran muy numerosos, por lo que era preferible replegarse y elaborar un nuevo plan», reconoció un oficial del CTS bajo condición de anonimato.

Ataque contra desplazados

Al menos 18 civiles murieron ayer al estallar dos bombas al paso de un convoy de familias que escapaban de Mosul.

Las familias viajaban en un camión que trasladaba a desplazados de la ciudad de Hawiya –a 120 kilómetros al sur de Mosul–hasta la ciudad de Al Alam, cerca del Tigris.

El Ministerio iraquí para las Migraciones informó en un comunicado de que en los dos últimos días ha recibido 9.000 desplazados. Desde el inicio de la ofensiva el 17 de octubre, contabiliza en total a 29.539 desplazados. Las organizaciones humanitarias libran una carrera contrarreloj para instalar campamentos de acogida para preparar el masivo éxodo que se espera de los habitantes de Mosul. La agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) anunció la apertura de un nuevo campo de desplazados en Hasanasham. Al lugar estaban llegando «enormes filas de coches, camiones y vehículos agrícolas con hombres, mujeres y niños».

«Nos han dado mantas, pero no es suficiente. Hace mucho frío. Somos 19 en esta tienda», explica Yunes Hassan, de 53 años. «Cuando traigo comida, mis hijos se pelean» por ella, relata por su lado Ahmed, de 30.