Pablo CABEZA
Crítico musical

Willis Drummond maximizan el rock and roll

Willis Drummond es una banda de rock and roll. No es más: y lo es todo. Toma los elementos básicos del estilo: y tiene personalidad. Rock and roll: y nadie suena como ellos. Más de cincuenta años de rock and roll: y tan frescos. Cientos de festivales: y los chicos no están. Cientos de fiestas: y lo mismo. Algo funciona, ellos: pero es más preocupante lo que no. Tocan, no les faltan fechas, pero por alguna razón no ocupan lugares donde podrían estar, donde dejarían a la audiencia perpleja. Han alcanzado metas importantes, pero las oraciones adversativas les siguen rodeando. En fiestas el r’n’r se programa con miedo o con desconocimiento, casi siempre lo mismo y los mismos. Alguien tiene que abrir los ojos. Y los oídos. En parte, no son malos tiempos para el rock, aquí está “Tabula rasa”, son malos para quienes deciden. Willis Drummond es grande, tan grande como Europa y directo y actitud le sobra. Su esencia se halla en el clip de la canción “Joan ikustera”, pero los otros cortes son igual de espectaculares, de emocionantes. “Tabula rasa” es rock and roll, pero es, de paso, un libro de enseñanza. Se puede aprender cómo en tres escasos minutos se dinamita el rock: sea por “Konta”, “Athabasca”, “Orain”, “Ekiraino” o el intenso y atmosférico blues-rock que se esconde entre los entresijos que de “Hondamendi hontan”, una canción de sonidos desesperados que afligen según gira el tiempo en el final del disco. WD es un grupo de rock tradicional, pero no una calcomanía ni un grupo de verbena rockera. Lo muestra en cada uno de sus discos y en “Tabula Rasa”, donde el rock es de ellos, bien con las canciones citadas o las díscolas “Orain II”, “2”, “Aholkua”, “Hedea”... o la hercúlea “Hori dena”. En tiempos complejos para el rock: ¡qué espectacular lo hacen Willis Drummond!