Jeremy TORDJMANE (AFP)
WASHINGTON

La «negligencia» culpable de Lagarde, nuevo reto para la reputación del FMI

Pese a ser declarada culpable de «negligencia», Christine Lagarde se mantendrá al frente del FMI aunque esto suponga un nuevo desafío para una institución que ya tiene muy tocada su reputación tras el escándalo de Dominique Strauss-Kahn y el proceso contra Rodrigo Rato.

Reunido de urgencia durante la tarde del lunes en Washington, el consejo de administración del Fondo Monetario Internacional, órgano de dirección que representa a los 189 Estados miembros, dio su apoyo a Christine Lagarde expresando su «total confianza» en su capacidad para desempeñar las funciones del cargo «eficazmente» y elogiando su «increíble liderazgo».

Declarada culpable de negligencia por la Justicia francesa por su intervención como ministra de Economía y Finanzas en un escándalo político y financiero que sacudió el Estado francés en 2008, no goza de inmunidad y, en teoría, podría haber sido depuesta por el consejo, que fue el que le nombró en 2011 y que, en julio pasado, la ratificó en el cargo, por unanimidad, para un segundo mandato de cinco años.

De hecho, Lagarde disfruta de una gran popularidad en el seno del FMI, cuyas riendas tomó tras la dimisión del también francés Dominique Strauss-Kahn, que fue acusado de agresión sexual en un hotel de Nueva York.

El mismo lunes, el actual Gobierno francés, que no es de su misma tendencia política, reaccionó rápidamente para trasladarle «toda su confianza» tras el juicio de París, al estimar que sabrá completar su mandato en el FMI «con éxito».

Estados Unidos, el principal pilar del FMI, también alabó a esta «dirigente sólida». «Tenemos confianza plena en su capacidad de guiar el Fondo en un momento crucial para la economía mundial», subrayó el secretario del Tesoro, Jacob Lew.

Otras razones de mayor calado político han podido conducir a las grandes potencias a preferir mantener el statu quo en la cúpula de una institución que se halla implicada en los difíciles planes de rescate en Grecia, Ucrania, Egipto o Irak.

Y es que, a un mes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, pocas cancillerías parecen dispuestas a provocar una revolución de palacio que daría a la próxima Administración estadounidense la oportunidad de colocar a uno de los suyos al frente de la institución.

Una maldición

No obstante, pese a esas muestras de respaldo a Lagarde, esta nueva peripecia también puede empañar la imagen de una institución que reclama la mayor de las disciplinas a los Estados a los que financia, pero parece ser víctima de una maldición con sus directores generales.

Así, el predecesor de Strauss-Kahn, Rodrigo Rato, también está siendo perseguido actualmente por la Justicia española, que le acusa de malversación de fondos cuando dirigía un banco.

«Está muy claro que el FMI tiene un problema de credibilidad», asegura a AFP Desmond Lachman, antiguo dirigente de la institución. Y esto no es lo que necesita el Fondo cuando es criticado por imponer drásticas recetas de austeridad en Atenas o en América del Sur.