Carlos GIL
Analista cultural

Solsticio

Podemos asegurar que celebramos el solsticio, podemos decir que Olentzero es menos tradicional y coercitivo que el señor del trineo, pero acabamos en la cola de la caja registradora. ¿Se puede regalar cultura? Sí. Pero ¿a qué llamamos cultura hoy? Un libro es cultura. O no...

Hay libros de contabilidad, con contenido sectario religioso, para ver las coordenadas de caza de conejos. ¿Son cultura? Los espectáculos en vivo, ¿son todos ellos sin matizaciones, eventos culturas en sentido estricto? Deberíamos partir de una afirmación generalista para adentrarnos en tantas caras poliédricas de lo mismo que sería más larga la lista de excepciones, que de lo más ordinario.

Con espíritu navideño diremos que sí, que todo es cultural. Que las músicas que escuchamos en nuestro deambular por centros comerciales y otras nuevas catedrales de la inconsciencia colectiva forman parte de nuestro acerbo de educación sentimental, que esos libros tan ilustrados de cocina, bricolaje o viajes son una buena opción, que invitar a alguien a ver los espectáculos familiares que nos rodean es una buena manera de salirse de los parques infantiles y que hasta comer lombarda es algo tradicional y por lo tanto lo asimilamos como una cuestión cultural. Todo para celebrar el solsticio de invierno. Cosas de siempre. Fiestas ecuménicas. Nada se parece tanto año tras año a sí mismo desde que se inventó el Excel como las programaciones navideñas.