Víctor ESQUIROL
Crítico cinematográfico

De sobres y sobrados, la Academia de las etrellas

La culpa fue de Faye Dunaway, que anunció el título de la película que no tocaba. “¡La La Land!”, gritó, y el Dolby Theatre se sumió en uno de los clamores más cantados de la historia. El nuevo trabajo de Damien Chazelle daba la razón a los pronósticos y se coronaba con el Óscar a la Mejor Película. Solo que la alegría le duró a penas tres minutos. No ganó “La ciudad de las estrellas” sino “Moonlight”.

La culpa fue en realidad de Warren Beatty. Al hombre, de hecho, ya se veía que aquel compromiso le iba grande. Entró titubeante al escenario. Con paso errático, con posado indefinido, con expresión nerviosa... Normal que se hiciera un lío. “¡Warren!”, exclamó después Jimmy Kimmel, “¡¿Pero qué has hecho?!”. Solo que más tarde descubriríamos que la culpa era en realidad de Pricewaterhouse. ¿De quién? De la auditora encargada de gestionar los famosos sobres.

Seguimos rasgando y nos encontramos con un desternillante episodio de selfies con Emma Stone y tweets posteriormente borrados de la red. Una genialidad más de esa genial e inolvidable noche. Hablando de Twitter... el presidente de EEUU, quién si no, se pronunció al respecto. La culpa, para él, fue de la Academia, sobrada de reproches políticos; negligente con el cine. Trump, aquí sí, tiene razón, no culpa. Tiempos oscuros, los nuestros...