Raimundo Fitero
DE REOJO

Obesidad

No me da tiempo a contar los anuncios publicitarios por tierra, mar y aire que intentan vendernos productos, nos intentan mantener en línea. No, no estoy hablando de las operadoras de telefonía que me tienen hasta el último agujero de mi cinturón, sino de ese castigo mediático, médico, social sobre la gordura. El exceso de peso. O lo que parece que ya forma parte de una pandemia, la obesidad.

En medio de ese exceso de grasa política, de corrupción disparada en todas las direcciones en ese programa que casi siempre propone miradas diferentes a asuntos de actualidad, “Equipo de Investigación”, se nos ofreció un relato sobre la obesidad que realmente me dejó con la balanza en vilo, la dieta en cuarentena y el destino pegado a una declaración de la OMS que señale de manera clara dónde están los límites.  Ya sé que no a todos les parece lo mismo, pero para mí ese Equipo tiene un valor añadido: la narración de Gloria Serra. Una de las locutoras, presentadoras con una prosodia más peculiar e identificable y que dota a la narración un suspense, una tensión, una entidad que lo eleva en ocasiones por encima de lo que visualizamos.

Pero en esta ocasión no, los casos que nos ofrecieron nos colocaban ante una absoluta realidad de difícil comprensión. La pérdida de un trabajo, no por estética, que sería lamentable y delictivo, sino por incapacidad, por no poder moverse con ligereza en un almacén, por ejemplo. Personas que empiezan a engordar y llegan a cifras descomunales. Tratamientos peligrosos, dietas salvajes. Hay un programa en un canal dedicado a mostrar casos extremos de personas obesas que deciden perder peso. Puede parecer un espectáculo morboso, pero es una necesidad y una denuncia. ¿Se puede prevenir la obesidad? Comer sano y moderadamente y ejercicio. Poco más.