Hace unas semanas parecía improbable que el presidente francés, el centrista Emmanuel Macron, con escasa experiencia política y sin maquinaria de partido, pudiera obtener una mayoría en las legislativas del 11 y 18 de junio. Ahora todas las encuestas vaticinan que su movimiento, La República en Marcha (LREM), fundado hace apenas un año, se encamina hacia una mayoría absoluta en estos comicios en los que los franceses elegirán a sus 577 diputados.

Su victoria confirmaría la erosión de los partidos tradicionales, el Partido Socialista y Los Republicanos con la irrupción de una nueva generación de diputados que renovaría profundamente la Asamblea francesa.

La primera ronda de las legislativas en el extranjero fue un adelanto del triunfo anunciado del LREM, que encabezó 10 de las 11 circunscripciones.

Los últimos sondeos apuntan que LREM, aliado del centrista MoDem, podría obtener entre 385 y 415 escaños, con los que superaría ampliamente la mayoría absoluta de 289. Macron necesita una mayoría clara para poder gobernar y aplicar su ambiciosa agenda de reformas, pero izquierda y derecha advierten sobre los peligros de tener un Parlamento sin oposición.

El déficit de notoriedad o la falta de experiencia de sus candidatos parece no afectar al joven movimiento, aunque analistas creen que podrían surgir dificultades internas en este gigantesco grupo parlamentario.