Raimundo Fitero
DE REOJO

Complicidad

Uno a uno pueden considerarse una actitud de extremo cinismo, pero cuando se pasan seguidas y encadenas las contestaciones de cuatro ministros de Aznar en una sala de un juzgado como testigos y se les escucha repetir “no recuerdo”, “no me consta”, “no lo creo”, “nunca supe nada”, cualquier recién llegado a las series televisivas de policías o juicios sabe que estos cuatro están entrenados, que se han puesto de acuerdo para entorpecer la labor de la Justicia y que esta “omertá”, este pacto de silencio, de exculpación de Bárcenas y colgarle el mochuelo a un señor al que se le ha diagnosticado demencia senil sobrevenida no es otra cosa que una clara, evidente, obvia y, probablemente, perseguible complicidad.

Es difícil crear una lista de las actitudes mafiosas de la banda de Aznar y Rajoy más descaradamente perniciosas para la credibilidad de un sistema, pero esta comparecencia ante el tribunal que está juzgando una parte del caso Gürtel, rompe ya con cualquier esperanza de una supuesta regeneración. Que actuen con tanta coordinación los pesos pesados de la gobernanza española y de la dirección de la banda es francamente demoledor para cualquier atisbo de encuentro en un territorio no embarrado con estos depredadores de los vestigios democráticos.

Sucede además que son absueltos una docena de inculpados en otro caso de corrupción de esta banda, porque las pruebas fueron conseguidas de manera rara y acusa el juzgado absolvedor a la propia Guardia Civil de actuar con mala fe. Es decir, empieza la estrategia de meterse con las investigaciones policiales, como ha hecho de manera descarada Cifuentes. La banda tiene tentáculos en muchos niveles y costumbre de ganar juicios con argucias formales. La complicidad invisible, grosera, improbable, hasta que alguien se lo tome en serio.