Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Baywatch: Los vigilantes de la playa»

Sin flotador y ahogado por el aburrimiento

La única motivación que me llevó a la sala de cine fue pensar que, al menos, el aire acondicionado funcionaría a toda máquina. Por fortuna así fue y la tortura visual que supuso este aterrizaje forzoso en el país de los pectorales y las curvas infinitas, se tornó en una agonía dulce y al menos fresca. Lejos de querer triturar lo evidente, lo que se desarrolla a lo largo y ancho de este filme que aspira a ser comedia, forma parte de un auténtico “Expediente X” o fruto de una mente espoleada por una dosis nada desdeñable de LSD. Nadie discute que la serie original es pasto fácil de todo tipo de burlas e incluso podría haber inspirado una comedia muy bizarra, aunque soy de quienes piensan que el original ya era de por sí una comedia involuntaria y de mal gusto. Dejando a un lado la mera conjetura, lo que topamos en “Los vigilantes de la playa” es el típico ejemplo de humor de calibre ultragrueso cuya base humorística se concentra en la santísima trinidad del tópico casposo y sexista, pene-culo-tetas, y por mucho que sus intérpretes se esfuercen en sacar a relucir en cuanto pueden una vis cómica de la que carecen, todo se concreta en una teoría que contradice a la mismísima evolución de la especie humana.

Entre tanto músculo troglodítico y sirenas de diseño, el cineasta Seth Gordon alcanza su mayor y único logro en un gag visual que, de tanto prolongarlo y hacerlo obvio, lo desperdicia, los míticos correteos por la playa en cámara lenta.

Para colmo de males, el filme hace un intento por ponerse serio y se disfraza de película de acción –la gran broma de la serie era convertir a unos socorristas en una especie de policías de élite– y ello provoca un refrito de secuencias explosivas muy mal filmadas y carentes de garra en las que ni siquiera destaca la presencia de los protagonistas Dwayne “The Rock” Johnson y Zac Efron tras confirmarnos su nulo talento para hacer reir al personal.