La zanahoria del absurdo me hace mirar hacia otro lado del que estaba mirando. Ha empezado una nueva edición en el canal #0 de “AcapelA”, una suerte de espectáculo de talentos, pero dedicados de manera exclusiva a los grupos que no utilizan otro instrumento que su cuerpo, su voz, los elementos de fonación y sonoridad. Es un programa simple, no hay alardes, no hay superproducción, pero tiene un punto de cercanía, de alivio, con un sistema similar a todos los parecidos, pero que nos descubre a grupos vocales de una buena calidad. Me sorprende bastante que dada la calidad vocal de los orfeones y coros vascos no proliferen grupos de estas características que no sean humorísticos. Quizás si miran el programa se despiertan ideas y comparen sus posibilidades de promoción en este concurso de aprendizaje y exhibición de facultades y conjunción.

Dicho queda, pero mientras controlaba otras conmociones realmente importantes como es saber de la muerte de Simone Veil, esa gran mujer que tanto hizo por las mujeres y las libertades, una alarma en una de mis pantallas asegura que un juez de la Audiencia Nacional ha dictado un auto de muchos folios en el que dice que puede salir en libertad el señor Jordi Pujol Ferrusola si deposita una fianza de tres millones de euros. Y se especifica que debe hacerlo en metálico. Y de sus propios fondos en sus cuentas plurinacionales. Esto es un anacronismo absoluto. El señor juez no debe saber que los bancos no te dan en metálico más allá de una cantidad limitada. Por ley. Que juntar tres millones en metálico y andar de un lugar a otro es un peligro. Incluso para este delincuente. Seguro que en Soto del Real ha perfeccionado el sistema de encontrar millones de euros por estanterías y armarios. Me imagino a toda la familia Pujol recolectando por los cajones, yendo a los cajeros, llamando a sus compinches, vendiendo sus joyas y hasta pidiendo por  la calle con letreros para obtener ese dinero en metálico para traer a casa al hereu.