M.I.
GEOSTORM

Bienvenidos al catastrofismo climático

E n teoría no debería ser muy procedente estrenar una megaproducción sobre catástrofes climáticas, justo cuando buena parte del territorio estadounidense y del resto del continente americano han sufrido los estragos de huracanes, ciclones, seísmos y demás desastres naturales. Pero el oportunismo de la industria de Hollywood no conoce límites éticos en su afán por hacer sensacionalismo de problemas tan graves y acuciantes como el de las consecuencias irreparables del calentamiento global, ya plasmados en la continuación del documental de Al Gore. No obstante, los ejecutivos de la Warner no han ido retrasando la fecha del estreno porque estuvieran pendientes del parte meteorológico, sino porque no se fiaban del trabajo del debutante en la dirección Dean Deviln, productor de películas catastrofistas del alemán Roland Emmerich. Y prefirieron rodar material adicional a cargo del director de segunda unidad Danny Cannon. Todo se ha fiado a la grandiolcuencia de los efectos visuales, en detrimento de la lógica argumental, que brilla por su ausencia. Decir que la trama es de anticipación o futurista sería más bien un insulto a la seriedad del género de ciencia-ficción.