Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Geostorm»

Al mal tiempo, buena cara

Las malas lenguas dicen que “Geostorm” es una película del productor en la sombra Jerry Bruckheimer. Pues yo me lo creo, porque viendo lo que ha quedado se intuye su mano salvadora detrás. No es la primera vez que una cinta de catástrofes acaba convertida en un desastre de proporciones bíblicas, así que Bruckheimer, que de esto sabe un rato, tiró por la calle de enmedio y le recomendó a la Warner el rodaje de unas cuantas secuencias adicionales, para luego en la sala de montaje sacarse de la manga una comedia de acción. Y tiene toda la razón del mundo, porque si algo no funciona dramáticamente, la solución es tomárselo a risa. Mentiría si dijera que no me he divertido viendo semejante despropósito cinematográfico. Pero si con los 80 millones de dólares del presupuesto inicial no llegaba para hacer un “blockbuster” veraniego, han tenido a bien embromarlo mediante los oportunos y puntuales diálogos fuera de lugar.

El desconcierto que provocan tales salidas de tono es de pronóstico reservado, porque solo en Hollywood pueden tener la desfachatez de tomarse a la ligera el problema del cambio climático, y más aún cuando en los mismos EEUU y en gran parte de América se están viendo destruidos por desastres naturales de todo tipo, que incluyen huracanes, ciclones, seísmos y maremotos. En la ficción resulta que como dicha gran potencia afectada no ha sido previsora ante el calentamiento global pese a las advertencias vía documental de Al Gore, opta por recurrir al desarrollo tecnológico de una estación espacial desde la que satélites artificiales controlan la meteorología mediante explosiones estratégicas.

Para encajar dentro del género catastrofista tal delirio futurista la película se apunta a la ciencia-ficción y al thriller político, debido a una conspiración contra el presidente estadounidense encarnado por Andy García, por hacerse con los códigos secretos del sistema operativo.