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Corbyn presiona a May al reclamar una unión aduanera con la UE tras el Brexit

El líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, se posicionó ayer formalmente a favor de un Brexit suave al anunciar que su partido quiere una unión aduanera con la UE que beneficie al comercio y evite la reinstauración de la frontera en Irlanda, un giro que reduce el margen de maniobra del Gobierno de Theresa May.

El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, abogó ayer por que Reino Unido continúe en la unión aduanera pese a la ruptura con la Unión Europea, una hipótesis que ha sido descartada por la primera ministra, Theresa May, y que impediría la firma de acuerdos comerciales bilaterales con potencias emergentes.

«Los laboristas buscarían negociar una nueva amplia unión aduanera Reino Unido-Unión Europea para asegurarse de que no haya aranceles con Europa y evitar la necesidad de una frontera rígida en Irlanda del Norte», dijo Corbyn en un discurso en Coventry. Añadió: «Somos claros en que la opción de una nueva unión aduanera con la UE requeriría que Reino Unido tenga voz en los futuros acuerdos comerciales».

May y los integrantes más anti-UE de su Gobierno defienden dejar el mercado único europeo y la unión aduanera para poder negociar acuerdos comerciales con quien quieran y poder limitar la llegada de inmigrantes europeos tras la salida del bloque, prevista en marzo de 2019.

El giro de Corbyn, acusado hasta ahora de indefinición respecto al Brexit, podría dar pie a una alianza entre los diputados laboristas y el puñado de tories descontentos con la línea oficial del Partido Conservador, que permitiría que Reino Unido mantenga ciertos lazos con la UE, lo que se conoce como Brexit blando, y podría significar la derrota parlamentaria de May –que no tiene mayoría absoluta y depende de los diez diputados unionistas norirlandeses del DUP– y precipitar su caída.

Corbyn insistió en que buscarán «un acuerdo final que dé pleno acceso a los mercados europeos y preserve los beneficios del mercado único y la unión aduanera». «Somos un partido de internacionalistas», justificó, y sostuvo que «la prioridad del laborismo es conseguir el mejor acuerdo para el empleo y las condiciones de vida».

May tiene previsto pronunciar un discurso el viernes especificando qué clase de relación, particularmente comercial, quiere con la UE tras el Brexit.

Su partido acusó a Corbyn de traicionar la voluntad de los votantes expresada en la victoria del Brexit en el referéndum de junio de 2016.

«Un Corbyn tambaleante traiciona a los votantes de la salida de la UE, y todo por ganar una votación en la Cámara de los Comunes», escribió en Twitter el ministro de Exteriores, Boris Johnson. «El plan de Corbyn haría del Reino Unido una colonia de la UE», sentenció.

«Solo los conservadores están trabajando para cumplir con lo que votó el pueblo británico, que es recuperar el control de nuestras leyes, fronteras y dinero», dijo el ministro de Comercio Internacional, Liam Fox. La propuesta de Corbyn «nos dejaría sin posibilidades de firmar amplios acuerdos de libre comercio, y no respeta el resultado del referéndum», insistió.

Corbyn negó que sea partidario de una segunda consulta, la gran esperanza de quienes quieren revertir la decisión de salir de la UE.

Sin embargo, el destacado laborista proeuropeo Andrew Adonis interpretó que el giro de Corbyn «acerca al Partido Laborista un paso más en la dirección del referéndum». El Partido Laborista, añadió Adonis en un comunicado, «ha mostrado hoy que ya no está dispuesto a dejar las manos libres a Theresa May para destruir las relaciones estratégicas y económicas de Reino Unido».

Campaña mediática contra el líder laborista

Los medios de comunicación de la derecha más conservadora británica se encuentran inmersos en una campaña de desprestigio de Jeremy Corbyn, al que pretenden caricaturizar presentándolo como «espía» durante la Guerra Fría en base a unas contradictorias declaraciones del exespía Jan Sarkocy en las que asegura que el líder laborista fue «un informante» de la Policía secreta de Checoslovaquia en los años 80.

«Publicar esas calumnias ridículas que han sido refutadas por funcionarios checos demuestra lo preocupados que están los medios por las perspectivas de que haya un Gobierno laborista» en Londres, agregó el jefe de la oposición. En las elecciones generales de junio obtuvo el 40% de los votos, por 42,4% el Partido Conservador y se espera que los próximos comicios se resuelvan por un margen mínimo.

Funcionarios de la República Checa desmintieron a Sarkocy al afirmar que Corbyn era una «persona de interés» para los servicios de Inteligencia, pero no un informante.

Corbyn admitió que se reunió con Sarkocy en una ocasión para tomar el té, pero negó más encuentros y rechazó que le entregara información alguna.

El vicepresidente del Partido Conservador, Ben Bradley, se disculpó con Corbyn tras acusarle de «vender secretos a británicos a espías comunistas». El líder laborista amenazó con demandarle y Bradley señaló que «admito que mis comentarios fueron totalmente falsos».GARA