Joseba VIVANCO
Athletic

El boca a boca de San Mamés

Una hastiada afición tiene en su mano la posibilidad de, como sostenía Bielsa, dar la mano al equipo «para que no se ahogue».

Decía un futbolista de esos que se han labrado su carrera en las categorías de barro, que la mejor lección que aprendió de uno de tantos entrenadores fue la de que «cuando sufro un revés me digo ‘te jodes’, y voy a por él». El Athletic necesita más que nunca en esta atormentada temporada ir decididamente a por el problema, encararlo y tratar de sacar tajada de las oportunidades que a pesar de los reveses, de un fútbol desnortado, de los run-runes, de los gritos contra el entrenador, le está dando el fútbol, a cinco puntos de la séptima plaza que dará acceso a Europa y en unos meritorios 1/8 continentales donde a veces las eliminatorias son un cara o cruz. Y el entorno rojiblanco, con toda la razón y argumentos del mundo, puede emprender una cruzada contra jugadores, técnico y, hasta los hay que lo aprovechan para zurrar al presidente, pero de la misma manera que pueden volcarse con el equipo este mismo miércoles ante el importantísimo duelo frente al Valencia y lo que está por venir en un par de semanas. Pongámonos como nos pongamos, van a ser los mismos futbolistas los que saquen esto –o no– adelante y el mismo entrenador al frente.

Este Athletic, el que defendió con seriedad sesenta minutos ante un rival superior como el Atlético, el que firmó un más que aceptable cuarto de hora final en la primera ante el Málaga, el que sufrió como un perro durante minutos ante Spartak o Málaga, el que de pronto se enchufa y al rato se evade del juego, necesita asirse a algo, le urge encontrar en algún resquicio esa confianza que le falta en el terreno de juego. Uno diría que momentos como el abrazo cómplice entre San José y Beñat tras el gol del primero o la adrenalina soltada por el equipo tras el penalti parado por Kepa, deberían ser pilares en los que cimentar esa confianza en el juego, en lo que deben hacer. Pero al contrario, la fe en el colectivo parece diezmada, el paso atrás se ha convertido en un automatismo, el técnico manda señales con sus cambios en ese sentido, era sonrojante ver a Yeray o Kepa arañando segundos a falta de veinte minutos para que finalizara el sufrimiento ante el Málaga. Miedo a perder, desconfianza en el grupo, inédito en este equipo desde hacía mucho.

El problema se agrava si a ello se suma el run-run de la grada en cada desacierto, cada cambio del entrenador, cada error grueso, casi cada pase mal dado, despeje sin sentido o no digamos minutos en que el rival aprieta. Segundos antes de la jugada de tiralíneas que dio paso al gol de Susaeta, la grada empezó a murmurar porque la posesión larga de la pelota no acababa de ver la luz entre la defensa andaluza. Y en esas estamos. Y con razón.

La cuestión es si ese ‘jugador número 12’ se suma de aquí en adelante al despropósito del equipo, si decide ponerle la pierna encima para que definitivamente no levante cabeza, o, al contrario, se da una tregua, traga sapos y culebras y decide ser ese San Mamés que piropeara el ‘Loco’ Marcelo Bielsa cuando defendía que «siempre reconoce los momentos de debilidad de su propio equipo y te da la mano para que no te ahogues».

El exgunner Lee Dixon, en el «Thinking Football»

El próximo lunes levanta el telón una nueva edición de la programación del Thinking Football Film Festival, que se alargará hasta el 20 de marzo y que este año tiene un marcador carácter británico, y en el que se recogerán historias de equipos de gestión popular (El equipo de mi barrio), cómo el fútbol puede servir para ayudar a las personas con problemas (Crazy for football), la denuncia social (The Workers Cup), la magia del estadio (The Lane), la dura realidad de los futbolistas sin equipo (Zweikampfer), el racismo y la violencia en las gradas (Forever Pure) o cómo a veces los sueños deportivos se cumplen (Don’t take me home y 89). Precisamente, en la proyección de este último título, ‘89’, participará en el debate Lee Dixon, quien formó junto a Tony Adams, Martin Keown y Nigel Winterburn una de las defensas más recordadas del fútbol inglés. La película narra la increíble historia de uno de los triunfos más grandes y épicos del balompié inglés: cuando contra todo pronóstico el Arsenal arrebató el título al Liverpool en Anfield en el último minuto del último partido de la temporada 1988/89. Será el 12 de marzo.J.V.