Raimundo Fitero
DE REOJO

De colores

Existe una ideología que se sustenta en un concepto cromático de la vida. El rojo es una definición de la posibilidad de cambio. El azul de la instauración de lo tétrico, del inmovilismo. Hubo un tiempo que el negro fue esperanza. Otro tiempo que fue muerte. La moda y la represión no van siempre de la mano, pero cuando gobierna una banda de protofascistas alucinados, creyentes del ultra nacionalcatolicismo calderoniano y franquista, se puede llegar a confiscar camisetas de color amarillo para entrar a presenciar un partido de fútbol.  Si destinaron destacamentos policiales para esta labor, es un claro ejercicio de malversación de fondos públicos, porque no existe ninguna ley que prohíba llevar camisetas de color amarillo, aunque lleve leyendas a favor de los patos salvajes. Es curioso que el ministro Montoro esté enfrentado al juez halcón y delirante Llarena porque asegura que no hubo malversación de fondos públicos en la gestión de la Generalitat legítima en el 1-O, lo que desmonta toda la narración tendenciosa, manipuladora de los chicos más acostumbrados a montar procesos con falsedades que dirige Zoido, ese monstruo de las galletas más reaccionarias. Es la Guardia Civil, idiota, se debería parafrasear. Y con eso se dice todo o casi todo. Porque hay que recordar al anterior ministro Fernández Díaz y su malversación de fondos para crear falsas noticias e informes manipulados para enmerdar a los independentistas. Lo de ahora es una continuidad, sin más. De color marrón, como de mierda sufrida. Lo que emana de esas cloacas tóxicas del sistema monárquico silbado o aplaudido.  Los montajes policiales y judiciales de este corrupto Gobierno se desmontan con facilidad, y en los juzgados europeos no dan crédito a tanta incapacidad y falsedad tan grosera.  De colores es el arcoíris en la madrugada.