La asociación Etxerat confirmó ayer que en los últimos días tres presos más han sido trasladados a prisiones cercanas a Euskal Herria. A Mont-de-Marsan llegaron Igor Suberbiola e Ibon Goieaskoetxea, procedentes ambos de la cárcel de Arles, sita a 750 kilómetros de Euskal Herria. A la prisión de Lannemezan llegó esta semana otro vasco, Asier Bengoa, en este caso procedente de Clairvaux, hasta la fecha el punto más extremo del mapa francés del alejamiento.

Con la llegada de estos presos, son ya 19 los trasladados a cárceles más cercanas a Euskal Herria desde que el Ministerio de Justicia francés oficializara, a principios de año, el cambio de política que se aplica a los presos vascos. En Mont-de-Marsan están actualmente 11 vascos y 12 más en Lannemezan. Si se tiene en cuenta la situación previa al cambio de política penitenciaria, gracias a estos nuevos traslados cerca de la mitad del medio centenar de miembros del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) encarcelados en el Estado francés están ya en esas cárceles próximas a su país. No obstante, el objetivo declarado de la delegación vasca que mantiene desde hace un año reuniones periódicas en París es que «acabe cuanto antes y definitivamente» el alejamiento y que se aplique también la ley ordinaria para devolver a casa a los enfermos, a aquellos con condenas largas y, en general, a los que reúnen requisitos para la libertad condicional.

Sin condiciones

El traslado en lo que va de mes de cinco presos marca una aceleración de ritmos que, todo apunta, tendrá continuidad en próximas semanas. En todo caso, esos 19 traslados confirmados por Etxerat avalan algunas afirmaciones y desmienten otras. Efectivamente, a algunos presos se les acercó en vísperas de la finalización de la condena. Es el caso de Julen Mendizabal o de Jon Salaberria. Sin embargo, un análisis pormenorizado del resto de traslados permite comprobar que esa no es una condición sine qua non como tampoco lo es el tipo de delito, dado que están siendo objeto de esas medidas presos con causas muy diferentes y en fase distinta de la ejecución de sus penas. Por contra, sí cabe atribuir mayor importancia a la retirada del estatus especial o DPS. De hecho, de los 12 presos a los que se ha retirado hasta la fecha ese régimen, 9 están o han pasado por las cárceles en que se va agrupando al colectivo.

Un elemento reseñable es que en este tiempo algunas de las prisiones galas más alejadas se han vaciado de vascos. Especial valor cabe conceder a que tras la salida de Bengoa de la «cárcel maldita» de Clairvaux no habrá familiares obligados a hacer más de 2.000 kilómetros (ida y vuelta ) para ver a su allegado..

Madrid confirma que pidió información de cada preso

El Gobierno español ha confirmado que el 23 de febrero, con Mariano Rajoy en la Moncloa, pidió a los directores de prisiones datos sobre presos condenados por relación con ETA que hubieran pedido progresión de grado, permisos, destinos o «cualquier indicio indicativo de la aceptación de las vías legales».

El Ejecutivo, en una respuesta al senador Jon Iñarritu, defiende tener un «conocimiento individualizado de los internos de ETA que permita tomar las decisiones adecuadas».

Mientras, en las calles de Euskal Herria se reprodujeron las movilizaciones por el respeto a los derechos de los presos. Hubo concentraciones en localidades como Etxarri (40), Berriz (26), Lekeitio (86), Zarautz (106), Lizarra (28), Amurrio (55), Ugao (43), Agurain (32), Lazkao (58), Getaria (35), Durango (72), Bera (18), Arbizu (36), Galdakao (63), Oiartzun (45), Zornotza (60), Bergara (40), Deba (40), Oñati (50), Usansolo (12), Ondarroa (139), Andoain (22), Mutriku (50), Hernani (100), Orereta (117), Arbizu (42), Donostia (95), Lezo (22)...