Josu MONTERO
Escritor y crítico literario

Olvido

La poesía es un espacio de resistencia frente a la banalización y la prisa», afirmó la poeta Olvido García Valdés (Asturias, 1950) cuando en 2007 recibió el Premio Nacional español; y hace unos meses, en su visita a Bilbo, añadió: «A diferencia de las redes sociales que potencian un exhibicionismo gratuito y generalizado, la lengua del poema trabaja con otros materiales, con una conciencia crítica que afecta tanto a la lengua como a la vida».

Autora de poemarios como “Y todos estábamos vivos”, “ella, los pájaros”, “Del ojo al hueso” o “caza nocturna”, tituló una antología de su obra: “La poesía, ese cuerpo extrañó”, y escribe en el prólogo: «Hay un modo de estar en el mundo que conlleva necesidad de expresión. Un habla, un hacer que surgen al pensarnos y sentirnos en el mundo; conscientes de la inmediatez y de la hermosura, y, al mismo tiempo, del fluir, de la adversidad y la desdicha, de la fragmentación, de lo evanescente del estar. Tal conciencia genera una inquietud que es modo de conocer, de conocernos».

Memoria, cuerpo, muerte, enfermedad, o la infancia, no como ámbito de felicidad sino de intensidad, son las obsesiones de una poesía que huye del énfasis, abraza la elipsis y busca vincular lo rítmico a lo respiratorio: “El ritmo no es de la medida, sino de los latidos y la respiración”. Este verano fue nombrada responsable de la recuperada Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura. «Me gustaría cambiar cierta percepción de las cosas. Se ha venido considerando al libro un producto. Creo que va más allá. Tiene el poder de un fármaco, es una necesidad, no un objeto de consumo».