Mikel INSAUSTI
MI OBRA MAESTRA

Duprat debuta en solitario con una comedia

El tándem formado por Gastón Duprat y Mariano Cohn ha dirigido un total de ocho largometrajes, de los que a este lado del charco han tenido una mejor recepción crítica y de público tres en concreto, que son “El hombre de al lado” (2008), “Todo sobre el asado” (2016) y “El ciudadano ilustre” (2016). De repente han decidido probar en solitario, sin dejar de colaborar el uno con el otro, pues cuando Gastón dirige Mariano produce, y viceversa. Lo primero que nos llega de esta nueva etapa por separado es “Mi obra maestra” (2018), una comedia que en la Seminci de Valladolid ha ganado el Premio del Público.

“Mi obra maestra” es una obra más ligera que las anteriores realizadas por Duprat en compañía, lo que no quiere decir que encierra su habitual sentido crítico sobre la sociedad moderna, en esta ocasión vertido sobre el mundo del arte, visto desde el lado de farsa o fraude derivado de su vertiente más mercantil y ajena a la puramente creativa.

Una dicotomía personficada en un artista y un galerista, personajes opuestos pero que se necesitan. Si dicho emparejamiento lo trasladamos a dos actores de la categoría del veteranísimo Luis Brandoni y del genial Guillermo Francella el resultado no puede ser más seductor. Brandoni borda la caricatura del pintor excéntrico e inconformista, que lleva una vida apartada de lo mundanal en función de su carácter radicalmente asocial. Por el contrario Francella es el dueño de una galería en Buenos Aires de gustos acomodados, lo que estimula su capacidad de negociante. Viendo que su representado y amigo ya no vende un cuadro dentro de una etapa decadente prepara un plan para revalorizar su obra, que no deja de ser una soberana estafa, partiendo de la idea de que la firma de un pintor sube de cotización después de muerto. El aire general es el de una completa farsa cómica.