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Londres

Las dimisiones en cadena llevan al abismo a May y su pacto con la UE

Theresa May, debilitada por las dimisiones en cadena de varios ministros, se vio ayer amenazada con una moción de censura en el Parlamento tras defender allí el controvertido proyecto de acuerdo sobre el Brexit alcanzado con Bruselas. May se aferró al borrador e hizo un llamamiento a la unidad ante las «consecuencias» de no aceptarlo, tras una convulsa comparecencia parlamentaria con duras críticas laboristas y un terremoto en su propio partido.

La primera ministra británica, Theresa May, se aferró ayer al acuerdo preliminar sobre el Brexit suscrito con Bruselas pese a las fuertes críticas recibidas no solo por parte de la oposición sino desde su propio partido y a la cascada de dimisiones de varios ministros y altos cargos. Tras una convulsa sesión parlamentaria, arremetió contra quienes critican el borrador al asegurar que es el mejor para su país y advertir sobre las posibles consecuencias en caso de no sacarlo adelante.

May tuvo que encajar renuncias en el Ejecutivo, cartas de los diputados tories pidiendo una moción de confianza y duros ataques de la oposición. El miércoles anunció el apoyo de sus ministros al acuerdo, pero ayer se evidenció que no era así y se produjeron las primeras dimisiones, que pueden no ser las últimas. A primera hora se conoció la renuncia del ministro para el Brexit, Dominic Raab. Tras él, el secretario de Estado para el norte de Irlanda, Shailesh Vara; la titular de Trabajo y Pensiones, Esther McVey; la secretaria de Estado de Brexit, Suella Braverman, y el vicepresidente del Partido Conservador, Rehman Chishti.

Ese panorama no le desalentó. «Podemos elegir salir de la UE sin acuerdo, podemos elegir que no haya Brexit o podemos elegir unirnos y respaldar el mejor acuerdo posible», dijo May en la Cámara de los Comunes, donde partidarios y detractores del Brexit fustigaron el texto avalado la víspera por el Ejecutivo.

Tras la áspera sesión, el líder del sector más eurófobo del Partido Conservador, el diputado Jacob Rees-Mogg, anunció que pedirá a su grupo un voto de censura a May. Si logra que otros 47 parlamentarios sigan su ejemplo, se convocaría una votación para iniciar un proceso de primarias. Algunos ya lo han hecho de forma discreta y la prensa británica especula con que pronto podría alcanzarse ese número.

Los defensores acérrimos del Brexit en el Partido Conservador reprochan a la primera ministra haber hecho concesiones inaceptables a Bruselas.

En una comparecencia vespertina ante los medios, Theresa May advirtió de que si el Reino Unido rechaza el principio de acuerdo alcanzado se enfrenta a «consecuencias» desconocidas y subrayó que nadie ha presentado alternativas que respeten el mandato popular salido del referéndum de 2016. Si el pacto que ha alcanzado con la Unión Europea no llega a ser ratificado por el Parlamento, «nadie sabe seguro las consecuencias que se derivarán», alertó May, quien sostuvo que «debemos estar unidos para defender el acuerdo que respaldó ayer el Gobierno».

Preguntada sobre qué hará si el Partido Conservador convoca una moción de confianza, May, que por la mañana descartó que se haya planteado dejar el cargo, se limitó a responder que «el liderazgo supone tomar las decisiones correctas, no las más fáciles».

En la Cámara de los Comunes aseguró que Reino Unido tendrá eventualmente un acuerdo comercial con la UE «más ambicioso» que ningún otro país y subrayó que el tratado permitirá «poner fin a la libre circulación de personas de una vez por todas» y servirá para que Reino Unido «retome el control completo» de sus finanzas y leyes.

Provocó las risas de los diputados al cantar las virtudes del borrador, del que advirtió que no es el acuerdo final, y al señalar que el texto permitirá que Reino Unido salga del bloque comunitario «de manera fluida y ordenada» el 29 de marzo de 2019. Y señaló que el borrador consensuado abre la puerta a que Gran Bretaña tenga eventualmente un pacto de libre comercio con la UE «más ambicioso» que el de ningún otro Estado tercero.

«Enorme fracaso»

El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, sostuvo que «este no es el acuerdo que se prometió al país y el Parlamento no puede, y creo que no lo hará, aceptar una falsa elección entre un mal acuerdo y ningún acuerdo», por lo que pidió su retirada. Según Corbyn, lo aprobado por el Gabinete es un «enorme fracaso» que no respeta las líneas rojas que ella misma se fijó ni tampoco las marcadas por los laboristas, que incluye que Reino Unido conservara los mismos beneficios que tenía en el mercado único comunitario y la unión aduanera.

«Es un salto hacia la oscuridad», afirmó Corbyn, quien dijo que el Gobierno es un «caos».

La piedra en el camino que hace tropezar la salida del Reino Unido de la UE es el plan para evitar una frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda, una exigencia clave también para Bruselas. El acuerdo prevé que todo Reino Unido permanezca temporalmente en la unión aduanera, mientras que se añadirían provisiones específicas para reforzar la posición del norte de Irlanda. May dijo que la polémica cláusula de seguridad para el norte de Irlanda era inevitable

El unionista norirlandés DUP, de cuyo apoyo depende el Gobierno, rechaza el borrador porque otorga un estatus diferente al norte de Irlanda respecto al resto de Reino Unido, lo que a su juicio rompería el país y pondría en peligro la paz.

A la vista del acuerdo, el Ejecutivo escocés reclama ya el mismo trato que su vecino norte de Irlanda y su ministra principal, Nicola Sturgeon, dijo no apostar «dinero» a que la jefa del Ejecutivo británico siga en su puesto cuando se ejecute un plan que está ya «muerto».

Ayer aseguró que la causa de la independencia del territorio está cobrando fuerza «cada día» y que, por ello, presentará planes para la celebración de un nuevo referéndum.

Sturgeon denunció que el Gobierno escocés ha sido marginado en la negociación del Brexit por Londres y también se han minado las competencias de su Parlamento, que votará el acuerdo preliminar antes de que lo haga el de Westminster.

Pero May defiende su acuerdo: «Brexit significa Brexit. No habrá un segundo referéndum ni intentos por permanecer en la UE», prometió.

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Los partidos norirlandeses opuestos al Brexit, Sinn Féin, SDLP, Alianza y Verde, que representan a la mayoría de la ciudadanía del norte de Irlanda, donde el 56% de su electorado rechazó el divorcio con la UE, afirmaron ayer que el borrador del acuerdo presenta oportunidades y pidieron al unionista DUP «flexibilidad» para reconocer el valor que tiene para el norte de Irlanda. La vicepresidenta de Sinn Féin, Michelle O'Neill, que encabezó la delegación que se reunió en Dublín con el primer ministro, Leo Varadkar, destacó que este frente común «tiene una amplia base» y «objetivos compartidos», y que no responde a las tradicional división que caracteriza la política norirlandesa. «El Brexit no es naranja ni verde. Nos afecta a todos por igual», advirtió. «Estamos muy abiertos a que el unionismo se una a este proceso, tenemos un interés común para proteger Irlanda del Norte», dijo O'Neill. El «taioseach» invitó al diálogo al DUP para abordar su oposición al borrador de acuerdo. Aseguró que su «puerta está abierta» para hablar con los unionistas, que ya han adelantado que votarán en contra, aunque precisó que no es su «lugar» decirle al DUP cómo debe proceder, y señaló que el acuerdo cumple «satisfactoriamente» con «todas las prioridades» marcadas por su Gobierno para afrontar el divorcio. GARA