Los invernaderos siguen parados en Azkoien. La huelga comienza a pesar y el respaldo, que en su día fue del 80%, ha caído hasta un 60%. Pero son los obreros con peores trabajos, los que recogen lechugas y brotes bajo los plásticos, los que siguen firmes. La hierba crece entre las verduras y las máquinas no pueden trabajar. La espinaca se da ya por perdida. La huelga, por tanto, continúa exitosa.

Ayer a mediodía, a las banderas de LAB, central mayoritaria en el comité de una empresa con unos 150 trabajadores, se sumaron otras del sindicato agrícola EHNE y de ESK. La historia de los magrebíes precarizados que han dicho basta a la explotación sigue cobrando peso y energía. El próximo viernes, habrá una nueva jornada de apoyo y solidaridad. Mientras, durante la protesta de ayer, voluntarios pasaron con cajas de cartón para coger fondos con los que los huelguistas puedan resistir y, así, mantener el pulso.

Imanol Karrera, portavoz de LAB, denunció las «falsedades» que está comunicando la dirección. Recordó que dos de los despidos han sido declarados improcedentes ya por la Justicia. Y que un tercero tiene como único sustento que el trabajador mató un animal estando de baja para celebrar Eid al Adha (la fiesta del cordero). LAB asegura que el verdadero motivo de estos despidos es un castigo por la lucha sindical que han desarrollado estas personas.

Precariedad en el sector

Karrera señaló que la cuantía de 440.000 euros que reclaman es la que fijó el juez por incumplimiento del convenio. Por ello, subrayó que se trata de «una lucha modelo porque son trabajadores que vinieron en busca de un futuro mejor y en el campo de Nafarroa se han encontrado con miseria y explotación».

«Somos trabajadores, no animales», subrayó tras la manifestación Houssine Yagoubi, presidente del comité. Agradeció la solidaridad recibida y advirtió de que «no hay que viajar a Almería para ver precariedad laboral en los invernaderos». Todos los trabajadores de Huerta de Peralta, salvo encargados y responsables, son migrantes.

Durante la protesta se mezclaron lemas en euskara (“Jo ta ke”), en castellano (“Nativa o extranjera, la misma clase obrera”) y en árabe (“Hokoke”). También el discurso final se realizó en los tres idiomas.