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WIESBADEN

Las estadísticas oficiales apuntan a una recesión técnica en Alemania

Los datos macroeconómicos recogidos en los últimos meses de 2018 están afianzando la tesis de que el crecimiento global está perdiendo fuelle de nuevo. En Alemania, según datos de noviembre, tanto las exportaciones como las importaciones reflejan cierta debilidad.

Las exportaciones alemanas registraron en noviembre un retroceso del 0,4% respecto del mes anterior –aunque se mantuvieron estables en términos interanuales–, mientras que las importaciones experimentaron una caída mensual del 1,6% –si bien marcaron una subida del 3,6% sobre el dato de un año antes–, alimentando así el temor a que la mayor economía europea haya entrado en recesión técnica en el último trimestre de 2018, después de que su PIB decreciera un 0,2% entre julio y setiembre.

Según los datos publicados ayer por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), las exportaciones sumaron en noviembre 116.300 millones de euros, mientras que las importaciones llegaron hasta 95.700 millones. De este modo, la balanza comercial alemana arrojó un saldo positivo de 20.500 millones, por debajo de los 23.800 millones de superávit de noviembre de 2017. En términos ajustados estacionalmente, el saldo positivo de la balanza comercial mensual fue de 19.000 millones.

Los malos datos comerciales se publicaron un día después de que se conociera que la producción industrial de Alemania registró en noviembre una caída del 1,9% respecto del mes anterior, cuando ya había bajado un 0,8%, lo que representa el mayor retroceso mensual del dato desde el verano de 2015.

«El antiguo motor de crecimiento de la economía alemana sigue perdiendo tracción», advirtió Carsten Brzeski, economista jefe de ING Alemania, comentando que «los datos comerciales de hoy hacen muy poco para eliminar los temores de una recesión técnica».

«El jurado final aún está deliberando, pero en los dos primeros meses del cuarto trimestre únicamente destacó el consumo privado», señaló Brzeski, apuntando que los últimos datos muestran que el esperado rebote de la economía «llevará más tiempo del previsto».

«Sin embargo, seguimos siendo optimistas de que se producirá –añadió–. Así, incluso si hay una recesión técnica, esta no debería dejar secuelas en el mercado laboral, aunque debería ser el toque de atención definitivo para acelerar las inversiones y reformas estructurales».

Al otro lado del Rin

Tampoco llegaron buenas noticias ayer desde París, donde el Instituto Nacional de Estadística (INSEE) constató que la confianza del consumidor sufrió una fuerte caída en diciembre, en un contexto marcado en particular por las protestas de los “chalecos amarillos”, y se situó en su nivel más bajo desde noviembre de 2014. El indicador de confianza, elaborado con los resultados de las encuestas a los consumidores, bajó cuatro puntos en diciembre (ya lo había hecho otros tres en noviembre) y se situó en 87, netamente por debajo del nivel 100, que marca la media de largo plazo.