Belén MARTÍNEZ
Analista social

14 días que estremecieron al mundo

No voy a entrar en detalles significativos, cómo la usura de los grandes medios a la hora de tratar el infortunio del pobre Julen, apelando a las emociones cada segundo y cada centímetro. Argumentum ad passiones. Un mundo caduco donde Totalán no se transustancia en la playa del Tarajal.

La irrupción en la tragedia de la brigada asturiana de Salvamento Minero me trasladó a mi infancia y adolescencia. Fue como si me hubieran hackeado la memoria. Vengo de una tierra donde abundaban pozos y chamizos. Extramuros del mundo con nombres que infundían respeto y rebosaban dignidad: Candín, Modesta, Mosquitera, Nicolasa, Maria Luisa, Baltasara, Mariquita, Santa Bárbara, La Camocha...

Pueblos enteros levantados antes del alba y reunidos en la bocamina, hasta el crepúsculo. ¡Cuántas vidas arrebatadas! Accidentes previsibles. El mal de la piedra (silicosis), los guajes escapando del grisú. La muerte llamando a conceyu. Congoja, indignación y dolor compartido, acompañado de asambleas, encierros, güelga, despidos, deportaciones. Instantes eternos, duros instantes al son del “dame tira, compañeru”, que es como el teorema de la cohesión, la lealtad y la solidaridad entre compañeros. Todo eso sucedió cuando escuché estas palabras: «No somos héroes, somos trabajadores».