EDITORIALA
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Un ataque contra una manera de mirar al país

Esta es la crónica de una injusticia programada, de una persecución diseñada, de un secuestro virtual y, sin embargo, muy real. Tan real como los más de 3 millones de euros que GARA deberá pagar al concluir este proceso. Esto supone medio millón cada seis meses. Esto es un expolio en toda regla. Es una barbaridad.

Hemos decidido hacerle frente. Las alternativas eran mucho más traumáticas y devastadoras para nuestro proyecto comunicativo y empresarial. Nos hubiese abocado a un cierre que hemos sorteado durante estos 15 años. José María Aznar y Baltasar Garzón diseñaron y ejecutaron una política de excepcionalidad que quería acabar con los medios independientes vascos. Generaron un sufrimiento inconmensurable, pero no lograron sus objetivos. Estamos vivos y, en términos relativos, en un sector en crisis permanente, somos un caso de éxito. No hay en Europa un solo medio de comunicación de nuestras características. No podemos rendirnos ahora.

Nosotros tampoco nacimos para resistir. Nacimos hace veinte años para desarrollarnos e influir positivamente en el devenir sociopolítico de Euskal Herria. Escribimos para elevar el nivel del debate público, para ilustrar a las diferentes generaciones de vascos y vascas, para reflejar las demandas de nuestra sociedad, para vigilar los desmanes del poder. Ahora no solo escribimos, también narramos, locutamos, producimos, grabamos, hablamos, escuchamos… Es difícil hacer más con menos. Trabajamos para apuntalar una cultura política democrática, para acompasar las ambiciones de libertad de nuestro pueblo. Hacemos periodismo político, profesional e independiente. Nos esforzamos por hacerlo bien y algunos días lo logramos.

Una nación hablándose a sí misma

Hemos conseguido marcar la agenda del país en bastantes ocasiones, relatando honestamente lo que estaba pasando y previendo lo que podía pasar. La hemeroteca no miente.

Hemos aportado nuestro granito de arena a un nuevo escenario que, antes o después, colocará las urnas en nuestros pueblos, barrios y ciudades para decidir qué queremos ser. Hemos luchado por los derechos de las personas. Hemos hecho autocrítica, porque sabemos perfectamente que no siempre hemos estado a la altura de lo que nos demandaba nuestro pueblo. Sentimos haber fallado ahí.

A veces hemos logrado cambiar el viento reaccionario hacia posiciones emancipadoras, invertir la pendiente de la crueldad hacia una de solidaridad. Hemos destapado corruptelas, denunciado abusos, forzado dimisiones de personas que cometieron errores graves y no los quisieron asumir. Hemos resistido ataques que tumbarían a otros proyectos mucho más poderosos que el nuestro.

Hemos hecho todo esto desde el periodismo, con una línea editorial explícita, sin dobleces, con nuestras contradicciones pero sin engañar a nadie. Este medio de comunicación nace del compromiso de miles de familias, cuadrillas, organismos, empresas. Rendimos cuentas ante ellas. Queremos agradecer su apoyo y el de quienes, también desde la discrepancia, han denunciado este ataque a la libertad de prensa.