Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Amor fati y salario desigual

El informe “Análisis de la brecha salarial de género en España”, de la CEOE, incluye, entre los factores que pueden ser responsables de la brecha salarial, «las diferencias en los rasgos psicológicos y habilidades no cognitivas de hombres y mujeres (diferencias en la propensión a asumir riesgos y a negociar)».

Es injusticia económica, social y cultural. Justificar lo que nos hiere, invistiendo de autoridad a estudios basados en prejuicios que, históricamente, han servido para justificar supuestas «limitaciones» de las mujeres, presentándonos como seres privados de las facultades atribuidas al homo economicus. Somos intuitivas, modestas, abnegadas, emotivas, desvividas, altruistas y balbuceantes. Ellos, en cambio, son racionales, individualistas y competitivos.

Creía que el pensamiento aristotélico androcéntrico estaba finiquitado. Sin embargo, continúa la concepción dicotómica, esencialista y diferencialista de mujeres y hombres. Nuestras cualidades innatas, vocacionales y naturales, nos llevan a consagrarnos a trabajos vinculados al amor y a los cuidados, desvalorizados.

BBVA lo resume así: «hemos evolucionado desde la oikonomía a la economía». Para mí, es obliterar la discriminación de las mujeres. Emily Dickinson tenía razón. ¡Qué constancia hay que mantener!