Aitor AGIRREZABAL

Como los Lannister, el PSN siempre paga sus deudas… a UPN

Tan solo transcurrirá una semana entre que conozcamos el final de Juego de Tronos y el resultado de la lucha por el trono de hierro de Nafarroa. Y las batallas prometen.

UPN da tumbos y busca alianzas desesperadas con quien hasta hace poco no quería ensuciarse (recordad a Sergio Sayas diciendo que era «una vergüenza» ver al PP dar lecciones en Nafarroa cuando «ha mangoneado en media España») o con quien tiene una clara posición contraria a «los privilegios» forales como Ciudadanos.

Pero su verdadero gran aliado se mantiene encastillado en el Paseo Sarasate. UPN sabe que sin el PSN no hay corona. En 1991 UPN ganó por primera vez unas elecciones al Parlamento de Nafarroa gracias a su pacto con el PP y por la decisión del PSN de no acordar con Herri Batasuna. En 1995 perdieron el trono, pero solo durante un año porque Ferraz exigió que permitiesen a Miguel Sanz asentarse en el poder hasta 2011. Entre tanto, conocido es el ‘agostazo’ de 2007, cuando el PSN, Nafarroa Bai e Izquierda Unida habían acordado un pacto que descabalgase a UPN, pero José Blanco desde Madrid entregó su espada a UPN, que rompió con el PP y se mantuvo contra pronóstico en el poder.

En 2011 UPN y PSN volvieron a unir sus tropas en un pacto de Gobierno, pero Roberto Jiménez fue destituido y prometió nuevas elecciones, impedidas de nuevo por sus mandos en Madrid.

En 2015, tras las actuaciones del partido y la aparición de un nuevo ejército (Podemos), gran parte de las tropas de María Chivite desertaron hacia los banderizos morados y el PSN tocó fondo. Ya no tenía poder para ejercer de bisagra.

Sin embargo, la política navarra cuenta con más giros de guión que la serie de HBO y las guerras internas en el castillo de arena de Podemos/Aranzadi/Ganemos Pamplona han atomizado las tropas de un agente nuevo que resultó esencial para vencer en la batalla de hace cuatro años. El pasado 28 de abril muchos regresaron a las tropas de Ferraz con la excusa de luchar contra los caminantes supremacistas blancos del trifachito, con Pedro Sánchez haciendo de Bran Stark, sentado en su silla esperando a que el resto se matase sin tener que mover un dedo.

Todo hace indicar que estos guerreros veleta pueden decantar la balanza. Con EH Bildu y Geroa Bai confirmando los números de 2015, un buen resultado de Podemos e Izquierda-Ezkerra suscita más dudas, pero resulta indispensable para mantener el cambio. Si por el contrario, el PSN recupera antiguos abanderados, el trono volvería a estar en juego. Y ya se sabe, como los Lannister, el PSN siempre paga sus deudas… a UPN.