GARA
JARTUM

Mediación africana en Sudán entre la desconfianza hacia al Ejército

El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, intenta mediar con la junta militar en el poder en Sudán y con los líderes de las protestas que recelan de volver a una negociación en la que ya no se fían del Ejército, mientras el terror a los paramilitares vacía las calles de Jartum.

El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, llegó ayer a Jartum para intentar mediar entre los militares en el poder y los líderes del movimiento de protesta tras la brutal represión que ha provocado más de un centenar de muertos. Durante toda la semana las calles de Jartum permanecen casi desiertas, mientras sus habitantes describen una situación de terror con la presencia de paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).

Tras la revuelta popular que provocó el derrocamiento por el Ejército de Omar al-Bashir el 11 de abril, los manifestantes exigen la entrega del poder a los civiles, mientras el Consejo Militar se resiste y rompió el diálogo con los opositores. En este contexto, Ahmed se reunió con el líder de la junta militar, el general Abdelfatah al-Burhan y, más tarde, con líderes de la revuelta.

Ahmed apeló a la «estabilidad, soberanía y unidad» del país mientras las Fuerzas de la Libertad y el Cambio manifesta- ron su desconfianza hacia los militares después de la violencia que se registró a principios de la semana, cuando las fuerzas de seguridad irrumpieron en la acampada de protesta que los manifestantes mantenían frente a la sede del Ejército en Jartum, asestando un golpe a las demandas de transición.

«El Consejo Militar no es un socio de confianza », dijo uno de sus portavoces, Madani Abas Madani.

Al menos 113 personas murieron en la represión del pasado lunes, según el balance de médicos próximos al movimiento contestatario. El Gobierno intenta minimizar las consecuencias y da cuenta de 61 muertos.

Testimonios de trabajadores sanitarios relataron la aparición de al menos 40 cadáveres en las aguas del Nilo.

La oposición reclamó al mediador etíope que el Ejército «admita sus crímenes en el desalojo de la acampada», que se forme una comisión de investigación internacional y se juzguen a los responsables de la matanza. También pidieron la puesta en libertad de todos los presos políticos y la retirada de las calles de toda presencia militar, así como de las RSF, a las que acusan de dirigir la represión y de imponer el clima de miedo en la capital. Vinculan a las RSF a las milicias Janjaweed, acusadas de atrocidades en la región de Darfur contra comunidades no árabes. De hecho, el líder de una de aquellas milicias, Mohamed Hamda Daglo, «Hemeidti», es hoy comandante de las RSF y número dos del Consejo militar.

La visita de Ahmed se produce un día después de que la UA anunciara la suspensión de Sudán de la organización continental hasta que establezca una autoridad civil de transición y la imposición de «medidas punitivas a individuos y entidades que hayan impedido el establecimiento de una autoridad civil».