GARA
LISBOA

Los incendios en Portugal queman a los gobernantes

En los últimos dos días se ha quemado en Portugal el doble del área afectada por incendios desde principios de este año. Las llamas han dejado 39 heridos, acusaciones de alcaldes al Gobierno y numerosas preguntas sobre las razones de este drama anunciado.

El alcalde de Vila de Rei, Paulo Cesar, acusó al Gobierno de no ser capaz de prevenir este tipo de incendios, según informó la agencia Lusa: «El municipio se ve sometido a estos sucesivos incendios vinculados a la actividad criminal y ve una y otra vez cómo el Estado le falla», aseveró.

Por su parte, el primer ministro, António Costa, indicó que «los primeros responsables de la protección civil» en los pueblos son los alcaldes.

Prácticamente cada verano, las mismas imágenes de montes en llamas se repiten en el centro de Portugal, y este año no ha sido la excepción: los municipios de Vila de Rei y Monção llevan tres días ardiendo.

Los portugueses no pueden olvidar la pesadilla que vivieron en 2017. Los bosques que arden hoy también fueron calcinados en 2003. ¿Por qué? Los expertos apuntan a varias causas. La más obvia es la meteorología. Las zonas más afectadas se sitúan en el interior del país, donde el mercurio sube más en verano y el ambiente es más seco.

Los distritos de la región centro más devastados suelen tener una «vegetación muy continua, de manchas forestales muy extensas», donde abunda el eucalipto, lo que facilita que el fuego siga avanzando, explicó el investigador Paulo Fernandes, del Laboratorio de Fuegos de la Universidad de Trás-os-Montes.

El interior de Portugal sufre de una despoblación crónica, y los municipios del centro que suelen arder están formados por aldeas dispersas. Sin núcleos urbanos que constituyan una «mancha» en medio de la vegetación, el fuego no tiene ningún obstáculo que frene su avance.

Pero la despoblación tiene un efecto todavía peor: apenas hay gestión activa de los bosques de estas zonas, según el investigador de Trás-os-Montes, que considera que se trata sobre todo de un problema económico.

Otra clave es la prevención, que no es suficiente: «Hay mucho combate pero falta prevención», decía el diario “Expresso”.