La tranquilidad, con contadas tensiones aisladas, fue la protagonista absoluta del día de manifestaciones que vivió ayer Hong Kong y que tiene hoy su plato fuerte con una concentración que se espera sea masiva.

Las únicas tensiones destacables fueron las creadas por un grupo de un centenar de manifestantes que decidieron apostarse frente a una comisaría. Algunos lanzaron huevos y, tiraron en dirección a los agentes una papelera pero la tensión duró pocos minutos.

Por la mañana, miles de profesores marcharon hacia la residencia de la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, bajo el lema «Protejamos a la siguiente generación, dejad que hable nuestra conciencia», en apoyo a los jóvenes que llevan a cabo las protestas desde hace once fines de semana. Por la tarde una manifestación denunció el flujo de tours de compras de chinos de la parte continental del país .

El último acto fue un mitin multitudinario de apoyo al Gobierno en el que se reclamó terminar con la violencia y mantener el imperio de la ley.