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Alemania entrará en recesión en un marco de «debilitamiento» general

El Instituto de Investigación Económica de Múnich confirmó ayer que tras encadenar dos trimestres seguidos con crecimiento negativo del PIB Alemania va a entrar en recesión, lo que constituye un síntoma de la situación económica general de la UE. Mario Draghi, presidente del BCE, habló de «debilitamiento prolongado» para referirse a ella.

Alemania, la mayor economía de la Unión Europea, entrará en recesión este mismo año debido al impacto de la incertidumbre provocada por la guerra comercial iniciada por Estados Unidos y por el Brexit, según afirmó ayer el Instituto de Investigación Económica de Múnich (Ifo), corroborando lo que se presumía desde hace meses.

El país germano contabilizó una contracción del 0,1% del Producto Interior Bruto en el segundo trimestre y, según las estimaciones del instituto alemán, durante el tercer trimestre se volverá registrar otra contracción de una décima. De esta forma, Alemania entrará en recesión técnica, como se conoce a encadenar dos trimestres consecutivos de reducción del PIB. Aunque un repunte en la actividad en el cuarto trimestre, unido al alza del 0,4% del PIB del primer trimestre, impulsarán el crecimiento de la economía al 0,5% en el conjunto de 2019.

«Esta desaceleración ha sido provocada por una serie de eventos políticos mundiales que ponen en cuestión el orden económico mundial de las últimas décadas», dijo el director de previsiones del Ifo, Timo Wollmershaeuser, en rueda de prensa.

Gran incertidumbre

De cara a 2020, el instituto también ha empeorado su previsión hasta el 1,2%, desde el 1,7% que había estimado anteriormente. Para 2021, el pronóstico es que el PIB crezca un 1,4%. No obstante, los economistas del Ifo advierten de que sus estimaciones están asociadas a elevadas incertidumbres, ya que han asumido que no se producirá un Brexit sin acuerdo o que no habrá una nueva escalada en la guerra comercial iniciada por Estados Unidos. Y eso es algo que hoy nadie puede asegurar.

De esta forma, el Ifo comparte de forma parcial el análisis que publicó el miércoles el Instituto de la Economía Mundial de Kiel (IfW, por sus siglas en alemán), que también aseguró que Alemania entrará en recesión en 2019, aunque en este caso los datos eran peores, ya que auguraban una contracción de tres décimas en el tercer trimestre.

El BCE revisa a la baja

Estos preocupantes datos coinciden además con los del Banco Central Europeo (BCE), que ha revisado a la baja una décima, hasta el 1,1 %, sus previsiones de crecimiento para este año, respecto al 1,2% pronosticado hace sólo tres meses, en junio. La entidad también ha bajado su pronóstico de crecimiento para 2020 en dos décimas, hasta el 1,2% (1,4% previsto en junio), pero mantiene sus cálculos para 2021 de un crecimiento del 1,4%. Mario Draghi explicó que la información disponible muestra «un debilitamiento más prolongado de la economía de la zona del euro, a la persistencia de riesgos a la baja y a una presión inflacionaria estable».

«Esto se refleja en las nuevas proyecciones, que muestran una bajada de las perspectivas de inflación», añadió el presidente del BCE en una comparecencia posterior a la reunión de ese organismo. Y es que sus estimaciones prevén que la inflación será este año del 1,2 %, frente al 1,3% pronosticado en junio. Ha revisado a la baja también sus pronósticos de inflación para los próximos dos años y prevé una tasa del 1% en 2020 y del 1,5 % en 2021 (1,4 y 1,6 % respectivamente previsto en junio).

Draghi se despide con un paquete de estímulos

El Banco Central Europeo ha optado por aplicar nuevos estímulos para responder a las negras previsiones que se ciernen sobre la economía europea. El organismo presidido por Mario Draghi, que encara ya su despedida, aprobo ayer un paquete de medidas y una nueva bajada de tipos de interés. Así, el BCE reducirá su tasa de depósito a un mínimo récord de -0,5% desde el -0,4% en el que se encontraba y anunció que reanudará las compras de bonos de 20.000 millones de euros al mes a partir del 1 de noviembre.

Draghi, que presidió su penúltima reunión al frente del BCE antes de dar el relevo a la todavía presidenta del FMI, Christine Lagarde, se enfrentó a la falta de consenso entre los banqueros centrales de la Eurozona con respecto a la necesidad de reiniciar el programa de compras de activos. Sobre su duración, el banquero italiano dijo que estará activo el tiempo que sea necesario «para reforzar el impacto expansivo de sus tasas de interés», y que terminará «poco antes» de que comiencen a subir los tipos. GARA