GARA
TÚNEZ

Victorias pírricas del islamismo y el populismo en unas legislativas tunecinas marcadas por la abstención

El islam político moderado que representa el partido Ennahda y el populismo liderado por el magnate de la televisión Nabil Karoui, en prisión preventiva por evasión fiscal y blanqueo, lograron el domingo los dos primeros puestos en las terceras elecciones legislativas celebradas en Túnez tras la caída en 2011 de la dictadura.

Según los sondeos a pie de urna, Ennahda habría logrado un 17,5% de los sufragios mientras que la candidatura Corazón de Túnez, de Karoui, obtendría el 15,6% en una jornada marcada por la desilusión y por una baja participación, cifrada en apenas un 41% del electorado, muy lejos del 67,7% de 2014.

Las proyecciones también confirman la casi desaparición de la plataforma Nidaá Tounis, fundada por el fallecido presidente Beji Caïd Essebsi y ganadora de los comicios de 2014, y el ascenso de la extrema derecha que representa la abogada Amir Moussi y su partido Neodestur, integrado por los nostálgicos de la tiranía de Zinedin el Abidine Ben Ali, derrocado hace ya más de ocho años.

Los sondeos presentan, asimismo, un Parlamento fragmentado y un hundimiento de los partidos progresistas de izquierda, que no han sabido capitalizar al descontento social fruto de la aguda crisis que padece el país ni el fracaso de las reformas sociales y económicas.

La participación no superaba a media tarde el 13% en la empobrecida región minera de Gasa, epicentro del alzamiento popular de 2011.

Los resultados oficiales se conocerán mañana.