GARA
MANBIJ

Rusia hace de árbitro en la frontera turca tras el avance de Damasco

Tras el avance del Ejército sirio en el norte de Siria, situado ya frente a las tropas turcas que intentan ocupar la región, Rusia ejerce de árbitro con el despliegue de su policía militar para evitar el choque entre Ankara y Damasco, poniendo límites de la invasión turca y haciendo de anfitrión de la negociación kurdo-siria.

Mientras las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que lideran las milicias kurdas de las YPG, recuperaron el pleno control de la localidad fronteriza de Serekaniye, después de lanzar un ataque contra las tropas turcas y sus aliados rebeldes sirios, las fuerzas del Ejército sirio entraron en Manbij, localidad que estaba en manos de las FDS desde que expulsaron al Estado Islámico (ISIS) en agosto de 2016.

Rusia confirmó el control total de la ciudad y localidades vecinas por parte de las fuerzas gubernamentales sirias, a la vez que indicó que tropas rusas patrullaban la zona para evitar enfrentamientos con las fuerzas turcas «a lo largo de la línea de contacto».

El enviado especial ruso para Siria, Alexandre Lavrentiev, afirmó que Moscú no permitiría enfrentamientos entre los ejércitos turco y sirio, situados ahora a unos pocos kilómetros.

«No dejaremos que las cosas lleguen hasta ahí», aseguró, confirmando el papel de árbitro en la región y de anfitrión de la negociación entre las autoridades kurdas y Damasco en la base militar rusa de Hmeimim.

El acuerdo de Adana

Además, advirtió de que las tropas turcas no pueden penetrar más de cinco kilómetros en territorio sirio, remitiéndose al el acuerdo de Adana, suscrito por Ankara y Damasco en 1998, que permitía a las tropas turcas entrar en territorio sirio para combatir al PKK.

El enviado ruso se mostró además «en contra de que las tropas turcas sean desplegadas de manera permanente en territorio sirio».

La ofensiva conjunta kurdo-siria coincide con el anuncio por parte de Estados Unidos de que se está retirando definitivamente del noreste de Siria, al que ayer siguió la confirmación de la retirada del resto de fuerzas de la coalición internacional que lidera Washington.

EEUU ya ha evacuado sus posiciones en Manbij, donde estaba estacionado junto a los kurdos y contaba con una base que ayer mismo fue ocupada por los rusos.

El presidente de EEUU, Donald Trump, señaló que la retirada solo afecta a la zona que compartían con las FSD, ya que una parte de las tropas estadounidenses seguirán ocupando la base de Al Tanf, en el sur de Siria, para supervisar y «prevenir que no se repita» lo que ocurrió en 2014, cuando dio comienzo el autoproclamado califato yihadista que se expandió por Siria e Irak.

En un intento de disimular su traición a los kurdos, la Administración estadounidense anunció sanciones (bloqueo de activos y prohibición de entrar en EEUU) a tres ministros del Ejecutivo turco (Defensa Nacional, Interior y Energía), y dijo que subirá los aranceles contra el acero turco hasta el 50 % y cerrará las puertas a un posible acuerdo comercial entre ambos países.

Pence viaja a Turquía, que rechaza presiones

El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, y el secretario de Estado, Mike Pompeo, viajan hoy a Ankara para negociar con el Gobierno turco un alto el fuego que ponga fin a las operaciones militares en el norte de Siria. Un alto funcionario que afirmó que también mostrará al Gobierno turco que EEUU «está molesto» con su ofensiva. «Por alto el fuego, quiero decir que las fuerzas militares sobre el terreno deben dejar de moverse, las fuerzas turcas y las FSD», subrayó. Pence pondrá a prueba el anuncio del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ayer aseguró que continuará su ofensiva «con o sin el apoyo del mundo». Gran Bretaña anunció que no expedirá por ahora nuevas licencias para exportar armas a Turquía, aunque permitirá los contratos ya cerrados. Aunque Italia, Estado francés, Alemania, Países Bajos, República Checa, Finlandia y Estado español, han suspendido la venta de armas a Ankara, la posición común de la UE ha sido condenar la operación militar eludiendo las sanciones.

En cambio, Ankara ha recibido un apoyo explícito de Qatar y del movimiento palestino Hamas.

Por su parte, Naciones Unidas planteó la responsabilidad de Turquía en las ejecuciones sumarias de soldados cautivos y de una líder política kurda. GARA