D.L.
DONOSTIA

Choques entre manifestantes y seguidores de Hizbullah en Líbano

El centro de Beirut fue escenario ayer de enfrentamientos entre partidarios del movimiento chií Hizbullah y manifestantes en el noveno día de una revuelta inédita contra la clase política que sigue paralizando Líbano.

Les militantes del partido chií pro-iraní, cada vez más visibles en las calles desde hace días, se indignaron por los eslóganes que ponen al mismo nivel a su líder, Hassan Nasrallah, que al resto de dirigentes políticos.

Centenares de ellos se enfrentaron a los manifestantes en la plaza céntrica de Riad el-Solh al grito de «¡Viva Nasrallah!», en respuesta al lema «¡Que se vayan todos, y todos quiere decir todos!», que jaleaban los manifestantes.

Se esperaba ayer la comparecencia de Nasrrallah, quien rechaza la dimisión en bloque de todo el gobierno..

Un país paralizado

Las carreteras, las sucursales bancarias, las escuelas y las tiendas de casi todo Líbano amanecieron ayer cerradas.

«Cerrado por causa de reparación del país», se leía en cientos de pancartas, que competían con paneles que insistían en la reivindicación número uno de la revuelta: el reemplazo inmediato de una clase política que sigue en poder desde el final de la guerra civil (1975-1990).

El primer ministro, el suní Saad Hariri, tenía previsto reunirse ayer con los grupos políticos para hacer efectivas las promesas de cambio que desgranó junto con el presidente del país, el cristiano Michel Aoun.

Los analistas difieren entre responsabilizar de la eterna crisis libanesa al reparto del poder intercomunitario y los que alertan del riesgo mayor si saltara por los aires.