Beñat ZALDUA
CRÓNICA A SEIS VOCES SOBRE EL 2017 CATALÁN

LA CONEXIÓN ZARZUELA-URKULLU Y OTRAS INTIMIDADES DEL PROCÉS

Seis periodistas de diversos medios se han unido para dar forma a “Tota la veritat”, la crónica más completa escrita hasta ahora sobre el intenso otoño catalán de 2017. A continuación se recogen algunos de los momentos clave que se revelan en el libro.

El grueso de la historia es conocido. El 25 de setiembre de 2017 entran en Lakua cuatro empresarios catalanes, desesperados ante lo que se presenta como una inevitable Declaración Unilateral de Independencia. Pasan seis horas con el lehendakari, que en los últimos meses ha propuesto hasta cinco iniciativas de diálogo; todas han topado con el muro del presidente del Gobierno español, pese a la predisposición del president de la Generalitat. Los empresarios vuelven a pedir que Urkullu medie para evitar el choque de trenes, que ya tiene fórmula: DUI contra 155.

Lo que no sabíamos, y cuentan ahora seis periodistas catalanes en “Tota la veritat” (Ara Llibres, 2019) es que el lehendakari no es la primera opción de este grupo de empresarios ligados al lobby Barcelona Global. Antes han realizado gestiones ante Felipe de Borbón, que ya ha marcado perfil duro en el discurso del 3 de octubre y que, según se supo después, presionó a grandes empresas con sede en Catalunya para que se trasladasen. El no del Borbón a cualquier salida dialogada es tajante, igual que el del Gobierno, que ha rechazado ya ofertas mediadoras de la Iglesia y de países como Suiza, Finlandia y Suecia. Sin embargo, desde la Casa del Rey sugieren otro nombre: Iñigo Urkullu. El jefe de Estado no piensa mover un dedo, pero quizá el lehendakari sirva al propósito principal de los empresarios: frenar la DUI.

De hecho, Urkullu consigue que Puigdemont rebaje sus condiciones para aparcar la Declaración. Empieza pidiendo la libertad de los Jordis, el repliegue de las fuerzas de seguridad españolas y un proceso de diálogo, y acaba aceptando convocar elecciones autonómicas a cambio de evitar el 155. De Rajoy, sin embargo, no consigue ni un solo compromiso, lo que refuerza las reservas de Puigdemont y su entorno, que ven a Urkullu más como parte que como mediador. La falta de garantías de Rajoy, la presión de algunos de los suyos y la precipitación de ERC a la hora de buscar rédito electoral acaban cambiando la decisión de Puigdemont, que en el último instante deja en manos del Parlament la aprobación de una DUI que nadie en el Govern tiene intención de aplicar.

En un último intento, el jefe de gabinete de Puigdemont, Josep Rius, llama a su homólogo en Moncloa, Jorge Moragas, y le dice que basta con que Rajoy comunique verbalmente al president que no habrá 155 si convoca elecciones. Esa llamada no llega nunca.

Una bola extra: en el libro, y en todos los relatos acerca del otoño catalán se habla de ese final de octubre en el que quizá se pudo evitar el 155 –nunca lo sabremos– como el momento clave que lo explica todo. Sin embargo, en la sentencia del TS, la DUI apenas es una performance irrelevante. A estas alturas es evidente que la DUI no fue un acierto, pero de ahí a pensar que, en aquella tesitura, la convocatoria electoral hubiese frenado el ánimo punitivo del Estado hay un trecho. Lo que se condena en el TS es el 1-O, no la DUI.

La inhibición de Junqueras

Del libro llama la atención también la inhibición absoluta de Junqueras en las horas complejas que preceden y suceden a la DUI. En todas las reuniones del Govern y del Estado Mayor –ente informal pero fundamental en todo el otoño catalán de 2017, formado por Puigdemont, Junqueras y otras figuras sin cargos gubernamentales– se mantiene en silencio cuando Puigdemont explica sus motivos para frenar la DUI.

Es Marta Rovira la que defiende, convencida, que hay que seguir hasta el final mientras Junqueras permanece en silencio, también cuando Gabriel Rufián escribe en Twitter el polémico mensaje sobre las «155 monedas de plata», algo que a día de hoy insiste en asegurar que no tenía nada que ver con llamar traidor a Puigdemont. Tampoco ha acertado a explicar a qué se refería entonces. El silencio de Junqueras se mantiene en el fin de semana posterior a la DUI, cuando el Govern celebra varias reuniones en Catalunya Nord y Girona, y se habla de forma clara de la opción del exilio.

Filtraciones letales

La crónica recoge también las numerosas filtraciones que jalonan todo el Procés. La pugna entre los partidos y, más aún, las batallas dentro de cada espacio político, son terreno abonado para que las partes busquen ganar ventaja filtrando determinada información a la prensa. Hasta el 1-O, cuando el dispositivo del referéndum queda lejos del alcance de la mayoría del Govern, de los parlamentarios y de las estructuras de los partidos, las filtraciones son inexistentes. A partir del 1-O, cuando la gestión posterior queda en manos de los partidos, Catalunya se convierte en un coladero. Y los efectos de algunas filtraciones son devastadoras. Por ejemplo, cuando Puigdemont está a punto de convocar las elecciones para tratar de evitar el 155, ERC filtra que dejará el Govern en cuanto se anuncien los comicios, lo que acaba dando un argumento más para no convocarlas.

Pero la filtración más grave es la que publica “La Vanguardia” el 25 de setiembre, dando cuenta de una reunión del Govern en la que Puigdemont explica que quiere convocar elecciones y en la que ERC acepta –pese a que no todos comparten– la decisión. Todos señalan al conseller díscolo Santi Vila de la filtración, que según aseguran en el libro, convierte en mucho más complicada cualquier maniobra. En el territorio, los diputados de JxSí estaban explicando ya la DUI y la filtración hace que la presión sobre los dirigentes independentistas se redoble.

Y Cuixart se quedó solo

Las horas previas a la DUI son el objeto de mayor atención mediática, pero lo cierto es que, para finales de octubre al independentismo no le queda opción buena. A partir de la huelga general y el discurso del Rey del 3 de octubre, la iniciativa bascula del campo catalán al español. Es el momento crucial. Con la fuerza del 1-O, existen tres opciones: llamar a elecciones para lograr, ahora sí, alcanzar al menos el 50% de los votos, lanzarse a la calle a buscar una situación insurreccional, o parar máquinas y confiar en una mediación. Esta disyuntiva, explica el libro, se plasma el 3 de octubre en la propuesta del president de Òmnium, Jordi Cuixart, de permanecer en la calle y mantener la iniciativa. Nunca sabremos qué hubiera ocurrido –los escenarios de movilización permanente son muy complejos–, pero lo cierto es que nadie recogió el guante de Cuixart.

La otra opción, la de las elecciones, emerge a toro pasado como variable más que sugerente, aunque conviene no olvidar la alta carga emocional de aquel 1-O, en el que los dirigentes se encontraron con 2.286.217 votos no solo favorables a la independencia, sino también resistentes a la violencia policial. Más de uno sintió que convocar elecciones hubiese sido no estar a la altura de los votantes del 1-O. Prevaleció así la vía del medio, que era una vía cegada por el Estado, alimentando la idea central comprada después por el Tribunal Supremo: con el 1-O, los dirigentes catalanes simplemente querían presionar al Estado. Esto parece cierto –lo grave de la sentencia no es el relato, sino el castigo que se le da–, pero conviene no dejar pasar otra hipótesis, que no es incompatible: quizá los dirigentes independentistas no contaban con el éxito del 1-O, no tenían un plan para el día después y no supieron qué hacer con un resultado endemoniado –43,03% de participación– que obligaba a actuar, pero limitaba cualquier actuación.

 

El documento base para las futuras tesis sobre el proceso soberanista catalán

El libro, muy interesante, es atípico empezando por la firma, donde se dan cita seis periodistas de seis medios: Ferran Casas (Nació Digital), Odei A. Etxearte (Vilaweb), Marc Martínez Amat (Rac1), Roger Mateos (EFE), Gerard Pruna (“Ara”) y Neus Tomàs (Eldiario.es). Todos asumen como propio el libro completo, en un ejercicio periodístico poco usual. El tono es aséptico, e incluso frío; quizá no podía ser de otra forma. Las valoraciones políticas son más bien escasas, pero los hechos aportados, abrumadores; no es una tesis sobre el Procés, es el documento base para poder elaborarlas.B.Z.