Marc FERRÀ

MÁS PROTESTAS Y MÁS REPRESIÓN EN PLENA CAMPAñA ELECTORAL ARGELINA

La calle mantiene el pulso en Argelia tras diez meses de movilizaciones, incluso ha redoblado la presión desde el inicio de la campaña electoral, pero también lo ha hecho la represión. Los manifestantes rechazan los «comicios-trampa» del 12 de diciembre.

La campaña electoral vive un constante acoso de los manifestantes, incluso algunos de los candidatos han sido abucheados en la calle, y se han visto obligados a modificar sus agendas y minimizar las apariciones públicas. Muchas de las manifestaciones que intentan interferir en la campaña son reprimidas con dureza. Las asociaciones de detenidos cuantifican los arrestos en varias decenas en diferentes poblaciones del país e incluso confiesan que es difícil realizar un recuento exacto.

Muchos de los espacios reservados para los carteles de los candidatos han quedado vacíos, los han roto o han sido reutilizados por los manifestantes para colgar fotografías de los activistas encarcelados. Esta semana, uno de los tribunales de la capital condenó a 20 manifestantes a medio año de cárcel por portar una bandera amazigh o bereber durante las marchas. A principios de mes el mismo tribunal también encarceló a otros 22 por los mismos motivos. Uno de los delitos más habituales que usan los jueces es el de «socavar la unidad nacional».

El poder y el Ejercito están decididos a celebrar las elecciones en dos semanas. Este año ya se han aplazado en dos ocasiones y sería «escandaloso» que se volvieran a posponer, según el analista del Real Instituto Elcano, Haizam Amirah-Fernández, que añade que antes de los comicios «pueden ocurrir muchas cosas» y cabe esperar que los manifestantes intensifiquen sus protestas, huelgas y paros. «Este año esta siendo excepcional en Argelia, por lo tanto, cabe esperar eventos excepcionales en la recta final cuando el pulso de los manifestantes con el poder va a llegar a su punto álgido».

«Las elecciones no van a cambiar nada» porque «los cinco candidatos no solo son continuistas del anterior Gobierno, sino lo son del sistema», apunta Amirah-Fernández. Los activistas tampoco confían en que lleguen reformas junto a las urnas: «Queremos nuevo sistema y no uno reciclado», es una de las proclamas de la calle.

Las protestas no las han frenado ni el Ramadán ni el caluroso verano ni la represión. Desde el 22 de febrero, viernes tras viernes, miles de personas han salido a las calles ininterrumpidamente, al igual que los estudiantes cada martes. «Queremos un estado civil y no uno militar», es uno de los lemas más repetidos, como «Lárgate, Gaïd Salah», en referencia al jefe del Ejército, al que califican de «dictador».

Tras 41 semanas han logrado avances, como la renuncia al quinto mandato, a principios de abril, del que presidió el régimen durante dos décadas: Abdelaziz Buteflika; y la detención de políticos de su entorno.

Pero las aspiraciones del movimiento Hirak van más allá de apuntar a nombres propios y aspiran a que el poder argelino se depure, que los políticos que han marcado las últimas décadas se marchen y que se abran las puertas a reformas legislativas y a una transición.

Las movilizaciones han logrado unir en la calle a hombres y mujeres de todas las edades, empuñando banderas de su propio país, pancartas y carteles con todo tipo de lemas y siempre con una actitud pacífica. Es habitual ver personas repartiendo comida o agua durante las marchas, también hombres con chalecos amarillos coordinando las movilizaciones e incluso gente limpiando las calles tras ocuparlas durante horas.

El Hirak no ha tenido ni tiene líderes visibles o una estructura organizada. Un problema, según el poder, para iniciar una mesa de diálogo, pero a la vez «un punto fuerte» para muchos argelinos porque «no hay un liderazgo que haya podido ser reprimido», en palabras del analista Amirah-Fernández.

Son muchos los retos que debe que afrontar el país, también económicos. Actualmente, Argelia supera una difícil crisis. Uno de los factores es la parálisis que vive el país desde que empezaron las protestas. También está pagando caro la caída, desde hace varios años, del precio del petróleo y del gas, su principal fuente de ingresos. Una fuerte recesión que ya es una realidad y que será una adversidad más en el futuro que debe trazar el país.

nuevos arrestos a escasas horas del inicio de las manifestaciones

Al menos 25 manifestantes fueron detenidos ayer en Argel justo cuando iba a comenzar un nuevo viernes de movilizaciones y marchas.

La Policía, con camiones de agua dotados de grúas antibarricadas, detuvo a decenas de jóvenes que se aproximaban al lugar de arranque de la manifestación en la capital argelina.

Las detenciones no impidieron que los manifestantes corearan consignas como «Juramos que no habrá votación» y «Es nuestro país y nosotros decidimos».

El Parlamento de la UE condenó el jueves la oleada de detenciones «arbitrarias» contra manifestantes pacíficos. El poder argelino reaccionó denunciando una «injerencia flagrante en los asuntos internos y el desprecio a las instituciones argelinas. GARA