I. IRIONDO
GASTEIZ

La mano de Madrid se cobra otra víctima en una semana en la política vasca

No ha sido la aplicación de un 155 desde Madrid, como el decretado por Pablo Casado con las listas electorales del PP de la CAV y la posterior dimisión de Alfonso Alonso, pero la influencia del máximo líder, la larga sombra de Pablo Iglesias, se adivina tras la victoria de Miren Gorrotxategi en las primarias para candidata a lehendakari y en su inmediata consecuencia, la retirada de Lander Martínez y su equipo.

Vaya por delante que a Gorrotxategi la ha elegido libremente la militancia de Podemos Euskadi –algo que en el PP no pueden ni soñar, salvo riesgo de purga inmediata– pero tan cierto como eso es que su campaña, al menos la externa en los medios, se ha basado en destacar que contaba con el apoyo de Pablo Iglesias, a quien siempre ha sido fiel, «no como otras y otros».

La influencia estatal ya se dejó notar en la elección de las candidaturas al Congreso, que se determinaron en una votación centralizada de todo Podemos, lo que hizo que encabezaran las listas Roberto Uriarte, Pilar Garrido y Juantxo López Uralde, lo que no coincidía con las preferencias de la dirección que encabezaba en la CAV Lander Martínez. Estos tres diputados comparecieron apoyando a Miren Gorrotxategi cuando ésta anunció que se presentaba como aspirante a candidata a lehendakari. A nadie se le escapa que la influencia «pablista», además de decisiones cuestionadas como el pacto presupuestario con el PNV, ha contribuido a inclinar la balanza.

Por otra parte, hay que recordar que la decisión de excluir a Equo Berdeak de la coalición Elkarrekin Podemos también se tomó desde Madrid, en venganza por el apoyo de Equo a Más País, de Iñigo Errejón, algo que en la CAV nunca se materializó.

El lunes dimitió Alfonso Alonso porque Pablo Casado no le dejó decidir los candidatos de su partido. Quizá Lander Martínez pudo hacer lo mismo antes de las elecciones a Cortes. Ahora se lo han llevado por delante unas primarias en las que calculó muy mal.