GARA
JERUSALÉN

Israel desprecia y reprime a los palestinos hasta por el coronavirus

La reciente detención del gobernador palestino de Jerusalén, Adnane Gheith, y del ministro de la ANP para Asuntos de Jerusalén, Fadi al-Hadmi, por «actividades ilegales» ligadas a la defensa del coronavirus y el cierre de una clínica improvisada han reavivado la tensión entre los palestinos y los israelíes sobre el status de la ciudad santa.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, los responsables palestinos denuncian que la población de Jerusalén Oriental., sector palestino de la ciudad ocupada y anexionada por Israel, están totalmente desatendidos y desamparados ante la pandemia.

Ambos dirigentes fueron detenidos a principios de abril por tomar medidas contra el virus, como labores de desinfección. Asimismo, la semana pasada Israel clausuraba una clínica improvisada en Silwan, barrio popular de Jerusalén este. El motivo, que los tests de detección se llevan a cabo bajo la supervisión de la ANP.

Abandono y lealtad

En el corazón de la polémica, el status de la ciudad santa, en stand by. La ANP aduce que, mientras tanto, Gheith et Hadmi pueden tomar decisiones sobre la parte oriental de la ciudad.

Israel insiste en que toda la ciudad está bajo su jurisdicción. Y eso que la ocupó ilegalmente.

Ambos están acostumbrados a ser detenidos periódicamente por actividades «ilegales».

El Supremo israelí ha obligado al Gobierno a abrir centros de detención en la parte palestina.

Amal Jamal, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv, resume la situación: «de un lado, Israel abandona a su suerte la parte palestina de la ciudad, pero luego exige que le sea leal».