Arnaltz GORRITI
CRISIS DEL CORONAVIRUS

DESINFECCIONES, EL SIGNO DE LA «NUEVA NORMALIDAD»

Residencias de tercera edad, estaciones de tren, terminales de autobús, parques de columpios, plazas urbanas... La desinfección se ha convertido en una estampa aparatosa pero habitual en Euskal Herria en apenas dos meses... y ha llegado para quedarse, como símbolo de la «nueva normalidad» que trae el Covid-19. Desde bomberos a cuerpos policiales y vecinos en auzolan se han lanzado a la tarea. ¿Cómo se hace y para qué?

Mientras en Estados Unidos Donald Trump sugiere inyectarse desinfectante en vena, al estilo de las sanguijuelas en las heridas para purificar la sangre, en Euskal Herria hay brigadas de todo tipo que se toman mucho más en serio la cuestión. La desinfección es una de las medidas de profilaxis que han llegado a Euskal Herria y lo han hecho para quedarse. Ahora que, poco a poco, parece acercarse el fin del confinamiento y que la famosa «desescalada» va camino de hacerse realidad, se convierte en una actividad todavía más importante, toda vez que los límites de los hogares, pese a las restricciones, ya no van a convertirse en freno de las personas. Así los espacios abiertos (calles, avenidas o parques...) o cerrados (hospitales, escuelas, conventos, residencias...) van a precisar de la labor de desinfección para evitar contagios.

Solo un ejemplo reciente de este signo de la «nueva normalidad». Ya que los niños y niñas menores de 14 años han sido los primeros en Hego Euskal Herria en ver levantado su confinamiento, en Larrabetzu se preparó el terreno desde la Alcaldía con una «primera desinfección del pueblo en auzolan», actividad que realizaron los vecinos de la localidad vizcaina el sábado a partir de las 20.30 y que desde el Consistorio se plantea con periodicidad semanal.

La Alcaldía dotó a los vecinos y vecinas de mascarillas y guantes apropiados, un grupo de ellos aportó sus sulfatadoras y todo este empeño se completó con la donación de hipoclorito –el hipoclorito de sodio es el desinfectante por antonomasia de diversas entidades, tanto para exteriores como para interiores– a cargo de una empresa especializada de Sarrikolea.

Las labores de desinfección comenzaban al mismo tiempo que el confinamiento, antes incluso. Ugaitz Iturbe, Jefe de Guardia de Bomberos de Gipuzkoa, recuerda a GARA que, «ya para el 13 de marzo se empezaron a preparar los grupos; hay ocho parques de bomberos en Gipuzkoa aparte del de Donostia, y ya hace tiempo que cada cuatro días, nos dedicamos a desinfectar 36 residencias de mayores del herrialde. En un primer momento pasábamos una vez por semana, o a demanda de las propias residencias, sobre todo en las que se detectó algún caso positivo por coronavirus, pero ya enseguida se decidió, en coordinación con la Dirección de Servicios Sociales, acudir cada cuatro días en dotaciones de cuatro o cinco bomberos».

Un trabajo complejo

«Las brigadas municipales son las que más se encargan de la desinfección de calles y de exteriores», aclara Iturbe. Manu, uno de los operarios del parque de bomberos de Irun, apostilla que «aunque en principio nos encargaban acudir a tal o cual residencia el mismo día, ahora ya está planificada la semana completa, sabemos a qué lugares hemos de ir. Y con la ventaja añadida de que vamos rotando por los mismos sitios, con lo cual conocemos ya por dentro y por fuera lo que nos vamos a encontrar y sabemos la labor que hemos realizado con anterioridad y lo que nos corresponde hacer».

Ugaitz Iturbe aclara que Bomberos de Gipuzkoa ahora se dedica a «la desinfección de las zonas comunes interiores y exteriores, pero ya no a las habitaciones». De estas se encargan «empresas especializadas» en ello, que se centran en la «desinfección en dos niveles. Por un lado, paredes y desinfección general con el 0,1% del hiperclorito. Y por otro, una desinfección más a fondo en aquellos sitios como barandillas, interruptores, pasamanos... a las que se aplica una solución del 0,5%».

El Jefe de Guardia aclara que los bomberos van dotados con una «protección de trajes antisalpicaduras, botas de agua, protección biométrica de gafas y máscara del tipo FFP2 . Todo está pensado para proteger a los bomberos del cloro, porque ante todo no se toca nada de lo que se rocía».

Asimismo, Iturbe aclara que el Parque de Bomberos de Gipuzkoa se divide en dos grupos de cuatro, en dos turnos de 16.00 o 21.00 en una de las mitades, y de las 18.00 y 23.00 de la otra mitad. Manu explica que los bomberos que acuden a las residencias «reciben el encargo de la propia gente que trabaja allí, sobre qué es lo primero que específicamente hay que desinfectar. A partir de ahí, el trabajo de divide en binomios, con uno de ellos pasando el contenido de 0,1% y el otro el de 0,5%».

Una vez acabada la labor, las gafas, guantes y botas de agua se desinfectan en el parque de bomberos, los trajes se desechan después de dos servicios, y las máscaras, tras cada servicio.

Por lo que se refiere a Gipuzkoa, Iturbe apostilla que «los casos puntuales como las residencias de diversidad funcional se desinfectan puntualmente, mientras que otros emplazamientos como conventos u otros interiores se trabajan a petición del lugar. Llama al 112 y de ahí nos derivan a ejercer esa labor. Es una tarea que nos repartimos con la DYA».

Bomberos voluntarios

Bomberos, Ertzaintza, policías locales, ONG, auzolan vecinal... desempeñan estas tareas sin el bombo y el platillo mediáticos de la UME del Ejército español, pero con toda la determinación. «No somos soldados, somos un servicio de Protección Civil esencial, que cuando la ciudadanía nos necesita estámos aquí, los 365 días, las 24 horas», recordaba en ETB el bombero navarro Víctor Rubio. Más de 280 de ellos se lanzaron a desinfectar de modo voluntario desde el mismo inicio de esta crisis.

«Estamos entrenados y tenemos material, con trajes bacteriológicos para emprender este tipo de actuaciones. A partir de un comunicado que saca el sindicato LAB en Nafarroa, empezamos a movilizarnos y a organizarnos en brigadas y en los parques. La dirección entonces coge el guante lanzado por la propia plantilla y actualmente estamos gestionando tres áreas de descontaminación de ambulancias y estamos llevando dos ambulancias prestadas por la Cruz Roja llevadas por Bomberos de Navarra, en el circuito especial que ha organizado la Consejería de Salud de Atención Especial por el COVID-19. Solemos hacer una limpieza con ozono, y en función de la urgencia que puedan tener los servicios de ambulancia, podemos llegar a tenerlo desinfectado en unos 20-25 minutos», explica Rubio.

¿Quién lo pide en este caso? «Este servicio de desinfección se hace a demanda del Departamento de Salud. La urgencia en los primeros días era para poder disponer de ambulancias libres para poder trasladar a pacientes que hubieran dado positivo o tuvieran síntomas de COVID-19», continúa el bombero navarro.

Sin salir de Nafarroa, el operativo conjunto de la ONG SAR Navarra (Salvamento, Ayuda y Rescate) y Policía Municipal de Iruñea ha desinfectado desde que comenzó la crisis sanitaria más de 1.200 vehículos, 19.500 pantallas faciales de protección, 4.700 dispositivos non touch, 200 dependencias...

Hasta la fecha se han hecho 1.036 desinfecciones de vehículos (944 por prevención y 92 por posible contacto), 175 personales y 205 limpiezas exhaustivas de dependencias policiales y Seguridad Ciudadana. Este operativo se puso en marcha en las dependencias de Monasterio de Irache el 16 de marzo tras la entrada en vigor del estado de alarma y desde el día 18 permanece operativo las 24 horas, informa el Ayuntamiento de Iruñea en un comunicado.

En concreto, se habilitaron diversos espacios específicamente destinados a la desinfección y protección tanto de agentes como de vehículos, además de poner en marcha protocolos de formación, protección y descontaminación.

El coste calculado por SAR Navarra de la actividad durante estos 35 días asciende a algo más de 26.000 euros, cantidad que es asumida mediante donaciones y ayudas como la del Colegio Oficial de Enfermería de Nafarroa, de 16.770 euros.

¿Y el futuro, qué?

Es temprano para vaticinar hasta cuándo llegarán estas desinfecciones, pero todo apunta que este método de profilaxis va a marcar un buen tiempo y quizás abra otra era.

Una medida sugerida por la OMS para el control de la propagación de la COVID-19 una vez se levante la cuarentena, y que ya desde marzo está tomando fuerza en los países del sudeste asiático, es el uso de cabinas de desinfección en lugares de alta afluencia de personas.

Con todo, científicos de la Universidad de Calcuta en la India han expresado su preocupación con respecto a esta fórmula, debido al impacto que sustancias como el hipoclorito de sodio o soluciones acuosas de peróxido de hidrógeno puedan tener sobre las personas, tales como irritación en la piel y en los ojos o dificultad para respirar.

¿Tendremos arcos de desinfección en los aeropuertos, la salida de los autobuses, al salir del trabajo? El tiempo lo dirá, pero de momento eso ya es realidad en lugares como la residencia Uzturre de Tolosa. Todo quien accede debe pasar por el nebulizador.