Iñaki IRIONDO

Alegrémonos: adiós a la emergencia sanitaria en la CAV enseguida

En principio no parece impertinente la celebración de elecciones autonómicas en julio en la CAV aunque, a la espera de que el lehendakari pueda poner sobre la mesa de partidos el próximo 14 argumentos de mayor entidad científica que en la sesión anterior, tampoco hay razones sanitarias que privilegien esta fecha sobre setiembre, que estacional y climáticamente sigue siendo verano en Euskal Herria. Así que solo quedan los criterios políticos para tanta urgencia. Según el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, se trata de ganar tiempo para poder hacer frente a la crisis en otoño. Según la oposición, se trata de ganar tiempo para no ir a votar cuando se estén notando ya las consecuencias de la gestión jeltzale de esta crisis.

Sea por lo que sea, y aunque este mismo martes el portavoz de Lakua, Josu Erkoreka, insistía en que el mantenimiento del estado de alarma no impedía la celebración de los comicios, el PNV se ha preocupado muy mucho de poner como condición a su voto de ayer en el Congreso que nada entorpezca ese proceso electoral. Y ahí es cuando nos encontramos con el calendario. Las elecciones han de convocarse 54 días antes de la cita con las urnas. El lehendakari está barajando como fecha el 12 de julio o, si no, el 19. Esto supone que la convocatoria ha de publicarse en el BOPV el 19 de mayo o el 26 de mayo. El decreto con el que Urkullu suspendió la cita del 5 de abril obliga a que la nueva convocatoria se active «una vez levantada la declaración de emergencia sanitaria». Es decir, dentro de 13 días o a lo sumo 20, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se habrá evaporado la declaración de emergencia sanitaria y, por tanto, las restricciones que acarrea. Alegrémonos, por tanto.

Eso sí, el 19 de mayo estaremos –si nada se tuerce– todavía en la fase 1 de la desescalada, es decir, como el próximo lunes, pero con convocatoria electoral. Y si el decreto se firma el 26 de mayo, acabaremos de entrar –o no– en la fase 2, todavía con muchas limitaciones. Es decir, la chavalería no podrá ir a la escuela pero a los mayores de edad nos llamarán a los colegios electorales.

Por si fuera poco el lío, según el Gobierno de Urkullu y su «mayoría de expertos», en otoño puede haber un rebrote que impediría celebrar elecciones pero, sin embargo, atendiendo a su plan de desescalada, estaríamos ya en la fase de «nueva normalidad».