Iker BIZKARGUENAGA
BILBO

El cambio caótico de fase llega al órgano de coordinación policial

La confusión que ha rodeado a la entrada de la CAV a la fase 1, con normas más restrictivas que en el resto de territorios que han accedido a ese estadio y diferentes interpretaciones incluso en el seno del Ejecutivo, ha acabado salpicando al órgano de coordinación policial sobre el Covid-19, a causa de la disparidad de criterios que han mostrado en este asunto la Policía local de Gasteiz y la Ertzaintza.

La Policía autonómica asumió el lunes, con la aquiescencia de Lakua, la interpretación del decreto del lehendakari sobre lo que se puede hacer o no durante esta fase, y difundió un documento con los criterios, medidas y limitaciones. En el mismo se descartaba la opción de poder hacer reuniones en domicilios y espacios cerrados, algo que sí se contempla en el resto del Estado y que el BOPV no mencionaba.

Sin embargo, la Policía local de Gasteiz ha colgado en la página web del Ayuntamiento sus propios criterios de interpretación, donde se dice literalmente que «se autorizan las reuniones de hasta un máximo de diez personas, y este límite no se aplicará a personas convivientes». Una interpretación opuesta a la realizada por la Ertzaintza, que es, a su vez, contraria a lo que había expuesto Osakidetza.

Esta diferencia de criterios ha llevado a la Policía local de Gasteiz a elevar una consulta al Eazok, órgano vasco de coordinación policial, para aclarar si se atiene o no a lo recogido por el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Erkoreka confirma diferencias

Fuentes municipales explicaron ayer a Efe que se ciñen a lo recogido en el artículo 7.2 de la orden ministerial recogida en el BOE, en la que se señala que «los grupos deberían ser de un máximo de diez personas, excepto en el caso de personas convivientes» y donde no se acota ningún lugar en el que no sean posibles, por lo que tal y como entienden las mismas fuentes, también se permiten en los domicilios. Sin embargo, desde el Departamento de Seguridad indicaron a la misma agencia que han recibido la consulta y que la respuesta será que las policías locales deben seguir el criterio desarrollado por la Ertzaintza.

Sobre este mismo asunto se pronunció ayer el portavoz del Gobierno, Josu Erkoreka, quien consideró que la interpretación del citado artículo de la orden ministerial es «controvertida incluso dentro de la Abogacía del Estado», organismo que, dijo, «no tiene una lectura unánime de esa cuestión». Erkoreka llegó a reconocer que este artículo ha suscitado «alguna discrepancia» en el Ejecutivo autonómico.

Unas diferencias que han quedado de manifiesto estos días, pues un cartel difundido por Osakidetza sí admitía la posibilidad de celebrar reuniones. De hecho, en la información remitida por el Gobierno de Lakua al Gabinete de Pedro Sánchez con la propuesta para que la CAV accediera a la fase 1 también se contemplaba esa misma opción.

Urtaran admite «confusión»

Lo cierto es que, más allá de la idoneidad o no de las medidas adoptadas por Lakua, la gestión comunicativa del cambio de fase ha sido manifiestamente mejorable. De hecho, el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran, que es también presidente de Eudel, preguntado sobre si cree que el Ejecutivo está comunicando bien las restricciones, admitió que puede haber confusión porque «hay tanto que regular en una situación tan cambiante». «Es complicado –dijo– que todo el mundo lo pueda interiorizar, e incluso explicar al detalle todo lo que se puede hacer o no».

El primer edil gasteiztarra, de todos modos, consideró que no hay que «echar en la espalda de las admnistraciones la regulación detallada de todo lo que se puede hacer y no hacer», y defendió la gestión del Gabinete de Iñigo Urkullu en este tema.

«Se pueden hacer las cosas mejor o peor, con mayor o menor acierto, pero sí me parece un acierto que el Gobierno Vasco, a pesar de que pudiéramos estar en una fase un poquito más flexible, haya sido garantista y haya querido ser un poquito restrictivo para dar pasos más seguros, es un acierto», opinó. Y apostilló que «luego, la comunicación de todos y cada uno de los detalles es tan compleja que es normal que haya personas que tengan dudas».

El alcalde de Donostia, Eneko Goia, también reconoció que «el confinamiento era más fácil de gestionar» y que las etapas del proceso de desescalada «serán más complicadas». En una rueda de prensa telemática ofrecida desde el Consistorio, valoró que es «responsabilidad» de todos «no estropear» lo conseguido hasta ahora, y emplazó a no entrar «en la dinámica del qué puedo y qué no». «La pregunta correcta», sostuvo, es «qué debo hacer y qué no», porque «todos sabemos cuáles son las medidas que hay que adoptar para protegernos y proteger». Lo que ocurre es que las medidas no son iguales en Donostia, en Iruñea o en Baiona, y aunque «todos» las sepamos, no está de más aclarar cuáles son las normas que rigen.

Sanciones por incumplimiento

A la falta de certidumbre que ha caracterizado la entrada en la fase 1 de la CAV, le ha acompañado un número importante de incumplimientos por parte de algunos establecimientos hosteleros, donde las terrazas estuvieron el lunes repletas de gente y se sirvieron consumiciones en el interior de los locales. Al respecto, Urtaran consideró en Radio Euskadi que esas imágenes «no se pueden volver a repetir».

El alcalde de Gasteiz, que calificó de «muy preocupante» lo ocurrido anteayer, anunció una reunión con la edil de Seguridad Ciudadana y con la Policía local para establecer un «control más estricto» del cumplimiento de las normas, y advirtió de que cuando estas no se respeten «tendremos que intervenir y sancionar». En parecidos términos se expresaron los primeros ediles de Donostia y de Bilbo.