Hego Euskal Herria entrará el lunes en la fase 2 de la desescalada, salvo que haya una sorpresa mayúscula o los datos se tuerzan en los próximos días. Así lo confirmó –para la CAV– el propio director de Emergencias, Fernando Simón. Qué significa la fase 2, sin embargo, todavía está por ver. De hecho, por lo que señalaron ayer los Gobiernos de ambas administraciones, no significará lo mismo en Ziordia que en Egino. La última palabra, en cualquier caso, la tiene Madrid, que anunciará su decisión tras el Consejo Interterritorial del próximo viernes.

Primero, los datos. Ni el Ejecutivo de Lakua ni el de Iruñea han hecho públicos los informes remitidos el lunes al Ministerio de Sanidad para apoyar la solicitud, quizá siguiendo la propuesta del lehendakari Iñigo Urkullu de «limitar la utilización pública» de los datos, por lo que se desconocen algunos detalles. También sigue reinando algo de caos en cuanto a la notificación de nuevos casos detectados por PCR. En Nafarroa, no quedó claro si eran cuatro o siete, mientras que la CAV anunció 15 nuevos positivos, pero restó 21 del balance global.

Caos de datos al margen, los principales indicadores siguen siendo, en términos generales, positivos. En la última semana, en la CAV han sido ingresadas con coronavirus 36 personas, cifra que baja a solo una si nos fijamos en las UCI. En Nafarroa, los ingresados han sido solo nueve en esta última semana –uno en la UCI–. Son cifras sensiblemente inferiores a las de la semana previa, por lo que la evolución es buena, aunque en el caso de Nafarroa han crecido algo los positivos los últimos días, debido a la puesta en marcha de nuevos cribados en las residencias y entre sanitarios, según explicó el Gobierno.

Propuestas diferentes

Con estos datos en la mochila, Iruñea y Lakua han realizado solicitudes diferentes para pasar a la fase 2. Lo cierto es que es difícil valorarlas en una misma escala, ya que ambas tienen puntos en los que piden mayor flexibilidad que la prevista por Madrid y puntos en las que se muestran más restrictivas. Como norma general, sin embargo, Nafarroa es la que se muestra ahora más cauta.

De hecho, el Gobierno de María Chivite no concretó si solicita el paso de todo el territorio a la fase 2, sino que se limitó a señalar que está trabajando con el Ministerio «en el planteamiento de cómo avanzar». No obstante, contempla la posibilidad de «afinar también dentro de la Comunidad Foral la desescalada». La CAV sí ha pedido el cambio para todo el territorio, pero después de haber criticado duramente la separación por provincias propuesta desde Madrid, su solicitud contempla seguir limitando la movilidad entre herrialdes solo a causas sociolaborales. Nada de ocio ni cultura.

Por lo demás, hay diferencias, por ejemplo, en lo que respecta a los aforos. Según el BOE que reguló el paso a la fase 2 de varias islas canarias, la hostelería y el comercio –de cualquier tamaño– pueden abrir sus interiores al público, pero con un aforo limitado al 40%. La CAV propone que sea hasta al 50%.

En cuanto a la cultura y los espectáculos, el BOE prevé la apertura de locales –cines, teatros, auditorios...– con un tercio del aforo y con un límite de 50 personas en espacios cerrados y de 400 al aire libre. Lakua defiende que sean al 50% y que el tope se sitúe en 500 personas. Nafarroa, por su parte, prevé seguir limitándolo a 200 personas. Eso sí, en este herrialde se pueden ofrecer ya espectáculos culturales, que en la CAV no empezarán hasta el 1 de junio.

También hay diferencias en educación, ya que la CAV quiere recuperar la actividad presencial de 4º de ESO, todo Bachillerato y toda la FP a partir del 25 de mayo. En Nafarroa, por contra, solo se prevé «la incorporación voluntaria del alumnado» en 2º de Bachillerato, para poder preparar la selectividad.

Sorprende que Lakua, con propuestas propias en muchos ámbitos, se limite a pedir aclaración a Madrid sobre las reuniones en viviendas, que están permitidas en Nafarroa desde la semana pasada. Sí que defiende la apertura de sociedades.

Por último, en lo que sí que coinciden Iruñea y Lakua es en pedir el fin de las restricciones –tanto geográficas como horarias– para dos grandes aficiones vascas: la montaña y el ciclismo. Eso sí, en Nafarroa, cosas de tierra adentro, piden también regular el baño en los ríos, y no solo en playas y piscinas.