El monstruo de pelo amarillo ha dado la vuelta al argumento para marcar bien el camino a sus acólitos de la internacional del odio y el miedo y va a declarar terroristas a los antifascistas. Es un orgulloso antiantifascista, por lo tanto, es un fascista. Y quiere convertir a USA en un estado fascista aprobando esas leyes que quiere que lleguen a los lugares donde la opinión pública manipulada y los estados y gobiernos débiles, le acompañen en esta involución que no parece tener límites, mientras debe esconderse en su búnker de la Casa Blanca, porque la indignación en las calles contra la violencia policial racista ha superado todo lo previsible y va creciendo.

Lo que dijo la marquesa esquemática o el pistolero de Amurrio considerando al FRAP como terrorista, cuando era antifranquista y el mamandurrias de Vox pidiendo se declare a Unidas Podemos terrorista forma parte de un mismo plan, en el que están involucrados de manera directa y sin cortapisas demasiados medios de comunicación, periodistas de trinchera con aficiones al dinero fácil y bandas organizadas para la corrupción que tienen un claro objetivo: deslegitimar los resultados de las urnas, declarar estados de ansiedad que propicien los golpes de mano, se derrumben gobiernos y la crispación no es otra cosa que una estrategia del terror.

Parece que la Fiscalía y la Justicia española están colonizadas por miembros activos para llevar adelante este plan. ¿Qué necesita hacer un partido para que sea investigado? ¿Cuánto tiene que robar? Todos los gobiernos democráticos, todos los instrumentos del Estado, ¿nunca van a defender los principios democráticos y apartar a los seguidores de ese plan fascista? La tropa, oficiales y mandos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que se muestran en público con virulencia fascista, ¿tienen impunidad?