Las autoridades de Irán han cifrado en 230 los muertos en las protestas registradas en noviembre de 2019 por el alza de los precios del combustible, en el primer balance oficial facilitado desde entonces en torno a los disturbios.

El presidente del comité parlamentario sobre Seguridad Nacional y Asuntos Exteriores, Mojtaba Zulnur, concretó que entre los 230 fallecidos hubo seis miembros de las fuerzas de seguridad y agregó que cerca de 500 edificios públicos y privados sufrieron daños durante los incidentes.

Por otra parte, manifestó que el 7% de los fallecidos «murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad» y estaban armados con «armas semiautomáticas y ametralladoras».

El presidente del comité parlamentario añadió que el 16% murieron durante «ataques contra comisarías y bases militares» y el 31% en centros comerciales, bancos y gasolineras, mientras que un 26% «no eran parte de los responsables de disturbios y murieron por causas desconocidas».

Distintos balances

Tildó de «falsas» las informaciones sobre la muerte de cerca de mil personas en las protestas, si bien reconoció que el balance oficial es «duro e insoportable». Zulnur añadió, además, que los sucesos se saldaron con cerca de 2.000 heridos y agregó que «el martirio de manifestantes y agentes no es satisfactorio para nadie y se hicieron todos los esfuerzos para reducir las víctimas».

Amnistía Internacional denunció que el «despiadado» e «ilegal» uso de la fuerza por parte de las autoridades durante las protestas había provocado la muerte de al menos 304 personas.