Borja Allende González
Concejal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Abanto-Zierbena
GAURKOA

Celebración del Consejo de Gobierno en la Ekoetxea

El pasado martes, 2 de junio, tres días antes de la fecha mundialmente aceptada, se reunía el Consejo de Gobierno, presidido por el lehendakari Iñigo Urkullu en la «Ekoetxea» situada en nuestro municipio, para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente. Inicialmente cogimos la noticia con cierta «suspicacia», ya que este edificio ha sido visitado tanto por el lehendakari, como por alguno de sus consejeros varias veces, siempre en periodos cercanos a elecciones e incluso inaugurado oficialmente por el consejero de Medio Ambiente, el 30 de mayo de 2019, pero aún continúa cerrado al público.

Por la impresionante historia del lugar donde se emplaza la Ekoetxea, esperábamos alguna importante decisión relacionada con el pasado minero de nuestro municipio o incluso con la Zona Minera. No ha sido así y lo mismo que se ha hecho en este lugar se podía haber celebrado en la Rioja Alavesa o en el Goierri guipuzcoano.

Ni un mínimo recuerdo a Gallarta, ubicada justo encima de la sima que hoy señala la existencia de la antigua explotación minera en superficie. Hecha desparecer por la soberbia y prepotencia de quienes explotaron durante décadas el yacimiento minero con el único objetivo de acaparar riquezas, sin importarles las personas que allí vivían o trabajaban. Para ello, contaron con el decidido y sumiso apoyo de las autoridades de la época, provocando una de las mayores agresiones al medio ambiente conocidas en Euskal Herria.

Las consecuencias de aquella destrucción de Gallarta aún hoy son visibles, barrios y núcleos de población dispersos que nunca llegaron a constituir un núcleo urbanístico, personas desplazadas, tanto fuera como dentro del municipio.

Siguiendo con las consecuencias del pasado minero, no podemos pasar por alto como, «a la chita callando», el Gobierno presidido por el lehendakari a través de la Dirección de Minas, va liquidando decenas de explotaciones mineras, ya inactivas, liberando a sus titulares del cumplimiento de obligaciones de restauración de los terrenos ocupados de esas antiguas minas que hubieran repercutido en la creación de empleo, recuperación ambiental y mejora del paisaje.

En el caso de la cantera de Lancha, tras la finalización de la explotación, camuflando como plan de restauración en dos ocasiones, un vertedero que de momento, solo tiene autorización para residuos inertes.

Se mantiene como «mina activa» la explotación subterránea y otras, propiedad del Estado, pese a su inactividad desde el siglo pasado, por el miedo a enfrentarse a su poderoso propietario, que estaría obligado a renunciar a especular con estos bienes y cumplir un plan de recuperación integral que además de generar puestos de trabajo, desembocaría en la reversión a las instituciones vascas.

En nuestra comarca tenemos instalado al mayor emisor de elementos contaminantes de la CAV (Petronor). El silencio del lehendakari y su Consejo de Gobierno parece dar por bueno el descontrol de emisiones y el escaso rigor a la hora de aplicar las medidas impuestas por su departamento de Medio Ambiente para autorizar la instalación.

Nunca hubiera estado de más que nos aclarasen, mediante estudios profundos, cuál es la razón de que en nuestro entorno ciertos casos de cáncer se produzcan por encima de la media de la CAV, más si cabe, ahora que ha descendido el número de personas que fuman por su relación con el trabajo en las minas, al haber desaparecido estas hace más de 25 años. Razón a la que achacaban en aquel momento la existencia de los diferentes tipos de cáncer.

Nos ha sorprendido que en un día tan señalado, como el día del Medio Ambiente, que celebraba el lehendakari con su Consejo de Gobierno, no hayan vuelto al lugar en el que el 20 de abril de 2018 colocó la primera piedra del futuro «parque tecnológico», junto a todo tipo de autoridades locales, forales y autonómicas.

Quizá les dio vergüenza, en tan señalado día, ver como se transforman 550.000 m2 de suelo agrícola y ganadero en industrial mediante el uso de excavadoras, sin respetar posibles yacimientos arqueológicos y sin haber tenido en cuenta la reutilización de otros terrenos y mantenimiento de edificaciones históricas de nuestro patrimonio industrial cercano, que hubieran ayudado a la descongestión, creando nuevas zonas verdes en los municipios de Sestao, Barakaldo y Trapagaran.

El futuro de la «Ekoetxea» el día de su inauguración era brillante pero aún sigue cerrada al público y ya va siendo hora, además de abrirla, de clarificar objetivos, complementarios o parasitarios, en relación con el Museo de la Minería, constructor inicial del edificio de la nueva instalación.

En el futuro de la actividad relacionada con la historia minera o el medio ambiente en el monte minero de Triano, no podemos olvidar que mediante permuta de deudas con la antigua AHV, la Diputación Foral de Bizkaia adquirió 6.000.000 m2 y también hubiera sido interesante conocer sus planteamientos, más cuando en este momento se están produciendo requisas de ganado que pasta en parte de esos terrenos, sometidos a respetar derechos históricos de los ganaderos de la zona, reconocidos en escrituras públicas.

El monte de Triano surtió durante muchísimos años de agua potable a nuestros vecinos, aunque hoy sus arroyos siguen llenos de basuras, escombros y restos mineros que recientemente provocó acciones solidarias de vecinos en el arroyo Picón ante la pasividad de URA, Agencia Vasca del Agua.

Y finalmente no podemos olvidar que la apertura de la Ekoetxea, aún no ha disipado los temores sobre el futuro del centro de interpretación de Peñas Negras y quienes allí trabajan.

Su visita, como hemos dicho inicialmente, no ha planteado solución a ninguno de los problemas que tenemos sobre el futuro de nuestro municipio y su entorno y llegamos a la conclusión de que lo único que les interesaba era la fotografía que se hicieron.

Para ese viaje no merecía la pena tanto ruido.