Raimundo Fitero
DE REOJO

De los nervios

Entro en estado clasificable de ira cuando alguien me pregunta si he entendido o comprendido algún mensaje sencillo, pueril, que se presenta como si fuera la última aportación a la filosofía cuántica. Me refiero a mi vida privada, que es esa que pongo cada día a disposición de un número indeterminado de personas a los que califican de amigos en mis redes sociales, o RS, como ahora se estila. En lo público, si es que eso se diferencia hoy, de lo privado, me muestro mucho más cauteloso, es decir, no me corto ni un pelo.

Lo de Míster X y del suegro de Urdangarin forman parte de un paquete que debería poner de los nervios a los demócratas de uno u otro confín, pero no, la transición ejemplar se demuestra un trapicheo entre franquistas y conversos a la democracia, los conocidos como demócratas de toda la vida, que fueron componiendo un campo de ejercicio tácticos que propiciaron un cambio de régimen que hundía sus raíces en el legado del general genocida que dejó de regalo a un rey, un Ejército y una Justicia contaminadas y que nadie se atrevió a desinfectar. 

El ejercicio continuado de desmemorizar a las nuevas generaciones, de convertir la terrorífica dictadura en un pasaje singular de la historia, la insistencia en instaurar una monarquía parlamentaria sin que nadie la votara nos trae a esta situación actual, en donde los fachas de toda la vida campan a sus anchas, los fachas de camisa a medida se llaman populares y los que deberían al menos enarbolar la bandera socialdemócrata son un compendio de biografías funcionariales sin apenas pedigrí.

Así que vamos a demostrar que se debe avanzar hacia adelante, no dando vueltas, que la responsabilidad debe ser asumida de manera total y que en el oasis no hay que usar protección solar de alta gama, porque las elecciones abrasan.